29 septiembre, 2018
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«No admito que un funcionario público no acepte la identidad de las personas»

 
 
 
Por Noemí Valentina Maldonado,
vecina de Yapeyú y militante social,
víctima de discriminación por ser transexual
 
 

 
 
Comencé a militar en los años 90 en el barrio Yapeyú, a través de comedores, copas de leche y roperos comunitarios. Logramos armar un grupo hermoso con 25 vecinas, que entre todas nos desahogábamos. Como no era fácil conseguir empleo, al final tuve que ir a trabajar en la calle, aunque no quería, por el peligro que representa para la vida y la salud: recuerdo que lo hacía todos los días a las 19, mientras seguía buscando otro trabajo. Pero nadie me quería recibir. Una vez un funcionario del Ministerio de Desarrollo Social me gritó: “¡Nunca te van dan trabajo por puto, jamás!”.
 
 
Pero se equivocó. Luego de mucho andar, empecé como empleada en la administración pública del área de Emergencia Social. Me senté frente a mi jefe y le dije “Mire, señor: mi tiempo y horario están a su disposición pero si hay algo que no me gusta o que está fuera de lugar, no traiciono ni juego sucio: de seguro me va a odiar por decirle las cosas como son”. Entonces, me gané el lugar de respeto que tengo. Saben que cuando se le falta el respeto a alguien de un barrio, me van a escuchar.
 
 
Este 7 de septiembre fui a realizar unos trámites a la Municipalidad y el subsecretario general de Políticas Vecinales, Oscar Perassi, me pidió que bajara a un presidente de lista que había sido elegido por los vecinos. Todo eso, tratándome de “señor”, de “caballero” y demás. Le pedí que no me faltara el respeto. Me respondió tirándome la carpeta: “¿Qué identidad de género? Usted es hombre, a lo que veo y lo trato como tal”. No era la primera vez: ya desde el 2012, los años que tiene la misma ley, que me maltrata.
 
 
Ese día, al llegar al barrio, mis compañeras me insistieron para hacer la denuncia en el INADI. Finalmente, lo hice el día 21 con el apoyo de ellas, del barrio, de otros barrios y varias organizaciones.
 
 
Yo no quiero conciliar con una persona que me falto el respeto, que no respeta mi género, con una persona violenta que se sienta en su escritorio y dice orgulloso que es el “hijo de puta más grande de la municipalidad”. Quiero que lo reubiquen o que lo saquen: es un machista que ignora las leyes: él mismo dijo que no sabía que había una  Ley de Identidad de Género, que protege nuestra autopercepción.
 
 
Para que no  sucedan cosas como las que denuncio, digo que la Educación Sexual Integral es fundamental en los colegios, en los centros vecinales, en los clubes… Con ella, la gente conocerá y respetará las diversidades de género. Además, si no existe, suceden las violaciones y los ataques sexuales, incluso de los propios familiares. Yo fui abusada en dos ocasiones: por eso ya no conozco el miedo después de atravesar eso.
 
 
Todavía no he rectificado mi DNI, no lo sentía necesario. Pero ahora lo haré, y el nombre que me pondré será el mismo que el de mi madre: Noemí Valentina Maldonado. Porque ella, además de darme la vida, desde siempre aceptó mi identidad. 
 
 
Y me enseñó lo que es la dignidad.

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