19 octubre, 2018
,

«GANAMOS OTRA FINAL»

 

 

 

* Por Laura Ávalos, mamá de Brandon Cardozo, asesinado el 1 de enero de 2016 por Emiliano Martín Gómez, policía de Santa Fe, hoy condenado a 20 años de prisión.

 

 

Todavía recuerdo esa noche de Año Nuevo, cuando después de festejar y brindar juntos, mi hijo me preguntó si yo iba a salir. Entre risas le dije que no y me respondió: “Sos una vieja aburrida. Hoy es una noche de fiesta, hay que salir a festejar. Sos linda, sos joven”. Recuerdo que se cambió cuatro veces de ropa porque no lo convencía nada. Antes de irse me abrazó, me dio un beso y me dijo “cuidate”. Yo, pensando que lo más grave que le podía pasar a sus 16 años era que le robaran su celular, le dije lo mismo: “Cuidate”.

 

Varias horas después, mientras dormía, golpearon la puerta para avisarme que Brandon estaba internado en el Hospital Roque Saénz Peña porque “se había descompuesto”. Cuando llegué al hospital me prohibieron entrar a la sala, sin dar ninguna explicación. Nada los conmovía, no podían entender lo que Brandon era para mí. Todo era… todo. Y al rato salió un efectivo de una garita de Policía. Me hizo entrar, me miró y me dijo como si nada: “Cardozo está muerto”.

 

Me destrozó.

 

Luego me enteré que el asesino, Emiliano Martín Gómez, entonces ya detenido, pertenecía a la Brigada Motorizada de la Unidad Regional II de la Policía de Santa Fe. Me dijeron que mi hijo había estado involucrado en un conflicto, pero no era cierto. En pleno festejo callejero de año nuevo, se desató una pelea entre grupos que terminó con botellazos y pirotecnia. Para salvarse, la gente de alrededor corría en todas las direcciones, mientras, el agente Emiliano Gómez, que se encontraba de civil, decidió disparar reiteradas veces con su arma policial reglamentaria, impactando una de ellas en el mentón de Brandon.

 

Cuando vi por primera vez a Gómez en la audiencia imputativa con gesto de burla, supe que había una lucha por delante para la que tenía que estar lista. Desde entonces empecé a organizarme y a encontrarme con otros familiares, porque sola iba a ser muy difícil.

 

Y por fin terminó el juicio oral, después de un mes y medio, y el homicida de mi hijo fue condenado a 20 años de prisión. Siento alivio al saber que no va a estar en la calle, que estará encerrado, y que a partir de ahora la Policía de Santa Fe lo va a tener en cuenta: los que salgan a la calle sabrán que no están avalados por el Estado; que si se mandan una cagada la van a pagar.

 

Hoy, como cada día, me puse la camiseta por Brandon, que tanto amaba el fútbol desde que, a los cuatro años, con la mamadera en la mano, había empezado a jugar en el club del barrio Las Delicias, en la zona sur de Rosario. Él entendería mejor que nadie que ningún jugador es tan bueno como todos juntos: exigimos justicia, y la tuvimos. Hoy el partido no fue sólo por él, fue por todos los pibes torturados y asesinados, por los crímenes que permanecen impunes. A partir de ahora, cada juicio será una final. Saldremos a la cancha convencidas y convencidos de que el Control Popular a las Fuerzas de Seguridad es nuestro mejor jugador para volver a ganar.

 

Y para que lo que sufrió Brandon no vuelva a pasar.
Nunca más.

 

 

 

[Best_Wordpress_Gallery id=»125″ gal_title=»All images»]