1 octubre, 2018
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La lucha es de los trabajadores

 
 
En la localidad de Río Blanco, en el departamento jujeño de Palpalá, a casi 9 kilómetros de la Ciudad Capital de la provincia, se creó la empresa “Exincor”. Una cartonera que producía embalajes, contendores de calidad y cajas de cartón corrugado, para diferentes empresas como el Ingenio Ledesma, Citrus, Santiago Sáenz, y a la industria tabacalera en general.
 
 
Alrededor de cien trabajadores, con más de 20 años de antigüedad, como Berto Toconas que se especializaba como maquinista de la empresa y el delegado gremial Eugenio Girón, empezaron a notar en sus bolsillos que hace más de tres meses el sueldo que les correspondía por las horas trabajadas en la producción que le daba vida a la fábrica no les alcanzaba, hasta que un día les dijeron que ya no había sueldo y les dejaron de pagar.
 
 
Los hasta ese entonces dueños y responsables de la empresa, Enrique Bercini y Hugo Córdoba, respondieron a sus trabajadores que no contaban con la plata para pagar los sueldos, sin ningún otra explicación más que tenían una deuda frente a la AFIP que no podían hacerse cargo. Pero además, como si no fuera poca la angustia que le generaron a todos sus empleados, pasaron a comunicarles una decisión que profundizaba la desesperación: “decidimos vender la empresa porque entramos en quiebra”.
 
 
Luego de idas y vueltas, el 14 de agosto quedaron sin trabajo, sus voces comenzaron a escucharse más fuerte en defensa de su fuente ingresos y su inalienable derecho a trabajar. Así iniciaron la huelga, exigiendo la remuneración de los días trabajados adeudados, de los que no pudieron trabajar por tener que dedicar sus tiempos en reclamar la deuda, la apertura de la fabrica y reincorporación de todos con contratos estables.
 
 
Jujuy sabe de luchas, desde los pueblos originarios que habitaron la zona y sobrevivieron tanto al exterminio como a la esclavitud, pasando por la población que en el éxodo dejó todo para defender los intereses colectivos de una nación y un continente naciente, por la resistencia de los obreros de la Mina El Aguilar, por el sindicalismo combativo como el del Ingenio San Jorge que no permitió que la planta cierre, y por todos los y las descendientes de Tupac. Y Berto también, “aquí, en la puerta de la empresa donde queremos seguir trabajando hacemos ollas populares todos los días, que las llenamos con alimentos que nos traen nuestras familias, y compañeros de otras organizaciones que nos apoyan. Lo hacemos en la entrada para que nos vea la gente. Pero sobretodo lo hacemos porque la huelga es un derecho, nosotros queremos que se nos pague y hasta eso seguiremos aquí afuera protestando días y noches, hasta que nos escuchen, y volvamos a nuestros puestos de trabajo”.
 
 
Tras la venta de la empresa, el nuevo dueño pasó a ser Marcelo Cazón. En los primeros diálogos con los trabajadores reconoció que no iba a pagarles todo lo que pedían ya que eran deudas que no las había contraído él y porque no disponía de recursos para hacerlo. Esto no generaba más que desilusión, frustración, bronca, y la necesidad de continuar el plan de lucha. Sin embargo, con la presión de los obreros que siempre tuvieron su objetivo claro: volver a producir y que alguien se haga cargo de la deuda; Cazón empezó a mostrar más voluntad para solucionar el conflicto. Y el jueves 27 de septiembre, durante la última reunión, accedió a un acuerdo a la medida de los trabajadores.
 
 
“Lo que le propusimos de acuerdo a lo que resolvimos nosotros, fue que nos pague el mes de junio y el aguinaldo adeudado para seguir laburando, y el resto ir viéndolo más adelante”, sostuvo Eugenio.
 
 
Lo consiguieron. La lucha de los trabajadores de Exincor tuvo éxito. El pedido tuvo la aceptación del dueño, a quien no le es rentable tener la fábrica parada y sabe que nadie está dispuesto a perder su puesto laboral.
 
 
Hoy, 1 de octubre, las puertas de la fábrica reabrieron, los trabajadores le llevaron tranquilidad a sus familias, Cazón comienza a recuperar el tiempo perdido, y el movimiento obrero de Jujuy suma otra experiencia de organización.
 
 
¿Decís que no sirve luchar?
¡A más de un mes de huelga, las gargantas obreras se hicieron escuchar!

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