6 octubre, 2018
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La sonrisa de Franco, en los ojos de Ramón

 

 

Cuando la justicia se equivoca, el agua del río trae, los cantos de aquellos pibes. Cantos remotos, decididos, agradecidos, que están, como la verdad, a punto de romper el equilibrio. Terminando septiembre el 2014, desde la localidad de Florencio Varela Franco Casco llegaba a Rosario a visitar a sus parientes.

 

Pasaron unos días en la casa de su tía y decidió emprender el retorno, pero el terror policial terminó con su vida, con sus sueños. El 6 de octubre de ese 2014, cuando se encontraba en la zona de la Estación de Trenes Rosario Norte aguardando el regreso a su ciudad natal, fue abordado por un móvil e ingresado ilegalmente a la Seccional 7ma., último lugar donde fue visto con vida. Y que querés que te expliquemos: si no sabemos por qué lo detuvieron. Encima nos construyeron un relato oficial haciéndonos creer que fue detenido un día después y por resistirse y atentar contra la “autoridad”, a esa que sólo parecieran estar atados los pibes de los barrios populares de nacimiento.

 

Para los que apuntan, el tiempo pisa los talones. Para los que luchamos no es algo más que una larga carrera para la victoria.

 

Y es lo justo. Y no nos interrumpan, porque por Franco y muchos otros más. Vamos a gritar. Ahí va.

 

Veinticuatro días buscando su cuerpo, y apareció en el Río Paraná. Sí, como pasó con Gerardo Pichón Escobar. Claro, nunca es un caso aislado. Y sí, no les alcanza: ¿Leyendo te acordaste de Santiago? Sí, se nos revuelve la panza.

 

Otra vez, desaparición forzada. Mierda, carajo. Pistas falsas, reiteramos: Comisaría 7ma. Ya sabemos de quien se trata: un botón, toda la institución, más de treinta policías: quédate tranquilo, a nosotros también nos duele.

 

Pará que acá no termina, la causa por un lado está en la etapa de instrucción, es decir, en la etapa de investigación y ya se ha avanzado bastante. Sólo faltan algunas cuestiones para que la causa sea elevada a juicio. Vamos para adelante.

 

Hay 19 policías procesados de los cuales 11 están detenidos, todos funcionarios policiales de la Seccional 7ma de Rosario que estuvieron prestando servicio los días 6 y 7 de octubre de 2014 y que participaron de la detención, los tormentos y el asesinato de Franco.

 

Viste, lo del tiempo, que dijimos al principio. Les pisa los talones. Escuchame. Hay otra novedad, en otro expediente que tiene que ver con la causa se llamó a indagatoria a un vecino del barrio donde ellos dicen que detuvieron a Franco: ¿no me digas que el testigo es falso? No sabemos si es falso, sólo que apela a la contradicción, declaró más de tres veces y se contradijo un montón.

 

Tres pruebas de ADN van desde el comienzo del juicio. Aunque los tatuajes, las fotos, el reconocimiento del cuerpo por parte de sus familiares, el acta ya firmada, no valgan. Claro, como vamos a desconfiar de ellos. Mientras tanto, seguimos esperando que nos demuestren algo que ya sabemos. De eso tenemos cancha: ¿Cuántas veces les dijimos? Y no por hacernos los piolas: acá el problema no es la visera, el problema es la gorra.

 

Para, no saques los ojos de la pantalla. Contradiciendo la pericia realizada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dos odontólogos del Instituto Médico Legal de Rosario tres años después, si, tres!, se acordaron que tenían guardado un informe que habían escrito explicando que las piezas dentarias que le faltaban a Franco eran anteriores a su desaparición y que no fueron arrancadas producto de los golpes que recibió Franco dentro de la Comisaría. Tres años, tardaron en entregar una prueba llena de dudas y falsedades. En serio.

 

Estamos cansados de sus irregularidades. El examen dental tiene fecha 30 de octubre de 2014, fue entregado tres años después, y plasmado de información falsa. Y por más que nos quieren convencer de que se trata de un error material o de tipeo, nos nos comemos tanto manoseo. Pará, te escuchamos: ¿Con este contexto te parece descabellado?

 

Nos preguntan: ¿Por qué lo hacemos? Estamos cansados, pero no tenemos miedo y para eso, nos organizamos, para encauzar la bronca y para evitar más dolor. Si nos vienen a buscar, nos van a encontrar unidos.  Por la sonrisa de Franco, en los ojos de Ramón. Si la yuta se zarpa, sólo hay una solución: de las bases un grito villero que nos devuelva la voz y una garganta que desde Rosario no va a parar de gritar: contra la impunidad policial, control popular a las Fuerzas de Seguridad.