5 febrero, 2019
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Agua potable para Purmamarca

 

En octubre, de forma atropellada, sin consultar a la comunidad ni hacer estudio de impacto, Aguas Potables de la provincia inició un proyecto que le hizo mucho ruido a toda la comunidad de Purmamarca. En el mismo se disponía la extracción de este bien indispensable desde un ojo de agua, conocido como «La Lagunita», ubicada sobre la Ruta Nacional 52, a 3kms. de Purmamarca en dirección a Ruta Nacional 9, para ser conducida hacia la localidad de Volcán, ubicado a 17 kms. al Sur. Aguas Potables, cuyo presidente es Víctor Galarza, dijo que era para hacer una cisterna en volcán con el objetivo de solucionar la falta de agua en aquella población que hace 3 años sufrió un alud que causó destrozos.

 

«La Lagunita» forma parte de la vida de la población, que al ser un espacio verde en un ambiente predominantemente árido, es donde los niños de bañan durante el verano, y el lugar en el que se comparte un asado. Allí, las máquinas comenzaron la obra sin ningún tipo de aviso, consulta, estudio de impacto, o señalización, ninguneando al Comisionado Municipal a quien no escucharon ni quieren escuchar, provocando daños gravísimos como la remoción de tierra, el desdibujo del cauce, exposición de los ojos de agua que estaban cubiertos susceptibles a la contaminación, cortaron la totora que es la flora típica de la laguna reduciéndola a una simple acequia.

 

Entonces, la comunidad salió a las calles y frenó el proyecto. Se conformó la Asamblea de Autoconvocados de Purmamarca que decidió convocar a las autoridades a cargo para que expliquen lo que nadie les había explicado. Se hicieron presentes pero no hubo respuestas claras. Por este motivo la comunidad presentó una demanda colectiva entre 20 personas solicitando el cese de las actividades en «La Lagunita», la misma fue al despacho del Juez Jorge Casas, del Tribunal Contencioso Administrativo, Sala 1 Vocalía 2, y en la primera instancia salió la medida cautelar a favor de la población local.

 

 

Las y los pobladores de Purmamarca, la comunidad de Coquena, y la comunidad indígena de Chalala, reclaman un proyecto de agua potable para estas tres comunidades vecinas, lindantes al ojo de agua. La escasez del este bien indispensable en la localidad aumentó sobre todo en la temporada alta de verano con el crecimiento del turismo, que trajo aparejado la construcción de grandes hoteles con piscinas, spas, y jacuzzis, padeciendo algunas veces hasta 3 días continuos sin agua.

 

Mientras esperan que durante los próximos días se lleve a cabo la inspección ocular del Juez que determine los daños que el Estado le causó a este patrimonio natural, la comunidad junto a un grupo de profesionales se encuentra formulando un proyecto a medida de sus propias necesidades para distribuir el agua.

 

Este problema fue el primero de dos episodios continuos a los que la comunidad le tuvo que hacer frente, ya que apenas un mes después que inicie este conflicto con Aguas Potables, el artista purmamarqueño y ex Director de Cultura de San Salvador de Jujuy, Edgardo «memo» Vilte, intentó apropiarse por la fuerza de un terreno ubicado al pie del Cerro de los 7 Colores y de otro emplazado donde comienza el Paseo de Los Colorados con el supuesto fin de hacer un mega emprendimiento cultural. Y una vez más, la comunidad en las calles con la herramienta de la asamblea de autoconvocados ya constituida, logró frenar este intento de apropiación, que el gobierno provincial declare como “Monumento Histórico Natural” tanto al Cerro como al Paseo y este sujeto a expropiación.

 

 

Ante el intento de pasar por encima de la autodeterminación de la población local, esta muestra sus mejores armas: organización y cultura. Por eso el sábado 26 montaron el «2do festival en defensa de nuestros recursos naturales», con el objetivo de visibilizar el conflicto del agua y recaudar dinero para el fondo de asamblea desde donde se sostienen gastos administrativos. Y hasta última hora de anoche realizaron una nueva asamblea en la que rechazaron el último proyecto presentado por Aguas Potables por no representar la voluntad de las comunidades y afirman que de no tener respuestas favorables saldrán a cortar las rutas porque no están dispuestos a negociar el porvenir de las futuras generaciones.

 

 

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