El 14 de marzo del 2018, de un disparo en la cabeza los dueños del terror mataron a Marielle. Desde entonces su voz comenzó a retumbar en todas nuestras barriadas, y a partir de ese momento su garganta se convirtió en la nuestra. Porque allá, acá, o en cualquier rincón del planeta, a quienes levantamos la voz en medio de la pobreza y nos organizamos para transformar nuestra realidad, nos tiran a matar.
Hoy Marielle vive en los pasillos de las villas, en los barrios populares de todas las provincias, en los murales, en las bibliotecas, bachilleratos, rondas de géneros ¡y en cada grito de nuestra garganta!
Por eso el jueves nos vemos ahí, para exigir justicia y el derecho a saber la verdad.
Quisieron matarla, y la hicieron inmortal.