A principios de 2017 Mariela Fernández se acercó a la asamblea de La Poderosa del Barrio San José Obrero en Resistencia. Se había mudado hacía poco al B° 29 de Agosto, un barrio vecino, y quería participar en una cooperativa. Pero su pareja se lo impedía, como muchas de las cosas que ella quería hacer.
Mariela era una mujer joven, luchadora y fuerte. Con sus 25 años, vendía ropa en su casa para mantener a su niña de 9 años y su niño de 4, y también a su pareja que trabajaba de manera intermitente. Todos los fines de semana iba a Margarita Belén, a la casa de su familia de origen, a ver a su hija, que vivía con los abuelos.
Nuestra compañera sufría en el cuerpo la violencia machista a manos de su concubino; la misma violencia machista que nos obligó a organizarnos como Frente de Géneros. Ella juntó valor y, por el bien de sus hijos y de ella misma, se animó a denunciarlo. Pero las instituciones también la violentaron, dejándola sola. Pese a las reiteradas denuncias por violencia de género contra Facundo López, pese a la gravedad de las mismas, el agresor se hallaba en libertad.
En mayo de 2017 la causa se judicializó; Mariela se hacía tiempo todas las semanas para ir hasta el Juzgado para averiguar si había avances. El martes 27 de Junio de 2017, por la mañana, Mariela fue una vez más al juzgado y le dijeron que volviera el viernes, que ya iba a salir. Si la justicia hubiese actuado a tiempo quizás hoy Mariela estaría viva.
Volvió a su casa. A las 12.30 hs., cuando una amiga pasó por su casa, Mariela salió a la vereda, y le pidió a su amiga que lo lleve a su hijo y agregó : “si no vuelvo, no se lo entregues a él”. Como Mariela no aparecía su amiga, preocupada, llamó al 911 y después a la comisaría jurisdiccional, la 4ta. Durante esa tarde llamaría insistentemente pero una y otra vez hicieron caso omiso a sus llamadas.
Horas más tarde se logra comunicar con la familia de Mariela. Su papá y su hermano menor hacen los más de 20 km. que los separan de la casa de Mariela. Son las once de la noche con la amiga llegan a la comisaría y tienen que rogar que envíen un patrullero. Solo ceden, de mala gana, después de media hora.
Eran casi las doce cuando la policía de la provincia llega a la casa de Mariela pero los efectivos se negaban a entrar. El hermano tuvo que tirar la puerta abajo y aún así seguían las reticencias. Es el papá de Mariela quien la busca a tientas, con la luz de los celulares, hasta que la encontró, estrangulada, debajo de un pilón de ropa.
Nos fuimos enterando de a poco. La mañana siguiente, 28 de junio, organizamos una marcha por el barrio. No quisimos marchar en el centro, sino en el barrio, por las mismas calles que caminó Mariela. La marcha fue muy emocionante, participó mucha gente de varios barrios vecinos, recorrimos las calles del barrio hasta llegar a la casa de Mariela con velas encendidas, y gritamos: “¡Justicia por Mariela!”.
A pesar de que nunca nos callamos, recién a partir del 6 de junio del corriente año, comenzaron las audiencias y declaraciones del juicio oral contra el imputado Facundo López, acusado por el femicidio de Mariela bajo la carátula de “homicidio doblemente agravado por relación preexistente y femicidio”.
Hoy, 27 de junio pero de 2019, después de dos años del femicidio que nos quitó a nuestra vecina y compañera; hoy mientras continúa el juicio para condenar al responsable, hoy que nos duele el alma, también marchamos. Porque desde el Frente de Géneros y la asamblea poderosa de Resistencia, queremos recordarla, hacerla presente, en su barrio, en la puerta de su casa y entre todas las vecinas y vecinos.
Mariela era una mujer hermosa, una madre maravillosa, una compañera con ganas de trabajar en y para su barrio. Mariela está en nuestros corazones, en nuestra memoria, en cada una de las compañeras que hoy estamos acá por la consciencia que brotó de la semilla que nos dejó… ¡Mariela florece en cada lucha!