A espaldas de las comunidades indígenas y el conjunto de la población local de la Quebrada y Puna jujeña, el gobierno provincial aliado al nacional, viene dando pasos silenciosos que lo aproximen a una de sus metas: la explotación minera.
Morales no aceptó la invitación al diálogo de los pueblos afectados por los inicios de la exploración ilegal de litio en la zona de la Laguna de Guayatoc, en las Salinas Grandes, las obras tuvieron que detenerse por no cumplir con requisitos básicos y permisos. Y en una actitud demostrativa del poder que carece, las convocó a través de la cuenta oficial de gobernación a una reunión en Casa de Gobierno, rechazada por las comunidades que le pedían que se acercara al territorio para entender las preocupaciones genuinas sobre el riesgo que corren sus vidas.
«El Gobierno Provincial quiere un desarraigo de la región, ubicarnos en los barrios periféricos para que dependamos de la migaja de los políticos partidarios. Es necesario marchar por el derecho a la vida y a la soberanía alimentaria» comentó Roberto Cruz (53 años), vecino de Churcal e integrante de la Asamblea Socioambiental de Huacalera. No hubo más acercamientos, pero con bombo y platillo tanto Morales como Macri hablan del litio de Jujuy mientras en la Quebrada y Puna se observan camionetas foráneas ir y venir entre los cerros.
“El Gobierno con la exploración minera abrió un frente de conflicto que no existía hasta ahora. Intentan arrasar a las formas de producción tradicionales que han sido eficaces en nuestras comunidades. La minería no aporta nada positivo, solo genera enfermedades y muerte” explicó María Victoria Veracierto (56 años), también integrante de la asamblea y vecina de Humahuaca. También charlamos con Imelda Miranda (74 años), vecina Tilcara: «El gobierno provincial y el gobierno nacional no tienen pertenencia patriótica ni la consideración por sus habitantes. Todo se resume al saqueo de las tierras contaminando el agua» expresó la asambleísta.
Por eso, estamos en movimiento y bien despiertos, porque ya dijimos no una vez y ahora volveremos a plantar las banderas de la vida, no toquen nuestros recursos porque en ellos habita nuestro futuro. Salimos a las calles de San Salvador, bajando desde el Norte, o arrimándonos desde las barriadas para juntos gritar: ¡el territorio y el agua no se negocian!