4 junio, 2019
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Vivir en la memoria

 

 

El 1 de Junio pero de 1976 la última dictadura militar que azotó a nuestro país desapareció al «Gordo Pipi». ¿Quién era esta persona? Un luchador que como tantos otros decidió embarrarse los pies y codo a codo con los vecinos de barrio Yapeyú, hacer flamear la bandera de la dignidad y la resistencia.

 

Los pibes y las pibas del taller de comunicación escribimos esta carta a nombre de él y la publicamos en “Un grito de Libertad”, nuestro primer boletín barrial. Lo hicimos a partir de recuerdos y experiencias que nos fueron contando los más viejos del barrio y que lo conocieron por aquellos años.

 

Hoy en día, la biblioteca popular que funciona en La Choza lleva su apodo. Lo conservamos en nuestra memoria y agradecemos su lucha. Esperamos que les guste el texto.   

 

 

«Soy Ángel Dante Machi Bena, pero en el Yape era más conocido como el “Gordo Pipi”. Nací un 5 de Septiembre de 1946, en Las Varillas, Córdoba. Tengo más o menos 30 y trabajaba en vialidad provincial. 

 

Militaba en el Movimiento Villero Peronista (MVP), una organización política que reivindicaba las luchas populares de las villas y barrios en toda la Argentina. También estuve involucrado con una organización llamada “Chicos de la Sexta”, donde éramos un grupito de 6 personas, junto a compañeros que le decíamos “Pelusa”, además estaba “Chacho”, el “Gringo”, “Chicato Mosse” y el “Osito”.

 

En el tiempo que estuve viviendo en el barrio Yapeyú, tuvimos luchas como las tomas de tierras en el bajo, que juntos con vecinas y vecinos pasábamos en vigilia para que no nos sacaran. También repartía útiles para los más necesitados. También me di cuenta de la necesidad de la gente en las épocas duras. Viví y sentí lo que realmente les pasaba a los vecinos y vecinas.

 

Las bicicletas, los cuadernos y los asados de los domingos, nunca faltaron mientras yo estuve ahí.

 

Me desapareció la Dictadura Militar a cargo del General Videla un primero de junio de 1976, en la provincia de Mendoza. Hace 43 años que no se sabe nada de mi, pero yo pienso que aún sigo vivo. 

 

Y hablo en pasado, digo “hacía”, digo “trabajaba”, digo “era” porque ahora soy todo eso y mucho más. Soy la semilla que florece en las luchas de los villeros, en el grito de las villeras. En los pibes y las pibas que desde un taller de comunicación popular deciden contar mi historia, esa que a mi y a los 30000 compañeros que nos faltan, no nos dejaron contar.»

 

El Gordo Pipi

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