Esta moto que avanza y no detiene su andar por el impulso de las luchas de nuestros barrios, ahora llegó a La Rinconada.
Pasaron cinco años desde que nuestras gargantas gritaron contra aquel violento desalojo a nueve familias que fueron estafadas luego de comprar con muchos esfuerzos sus terrenos en el barrio. Tras el trabajo constante durante tres años para construir sus viviendas en los terrenos pelados que adquirieron con el sueño del techo propio, en el 2013 fueron expulsadas violentamente por decenas de policías de la provincia acompañados de una topadora y la titular del Juzgado de Paz de Yerba Buena, Josefina Penna, sin ordenan para llevar adelante semejante injusticia. Esa misma Jueza, hoy cuenta con cuatro denuncias en la comisión de Juicio Político de la Legislatura de la provincia, la última ingresada el 3 de Junio de este año por haber actuado otorgándole beneficios indebidos en 16 procesos judiciales a Moviser SRL, una empresa que pertenece a sus familiares políticos. Y esas mismas vecinas que estaban atrincheradas en sus casas esperando lo peor, detrás de esos ladrillos que tanto sudor costaron junto a sus hijas e hijos, abrazadas a una garrafa sobre los techos dispuestos a hacerse volar, en aquel invierno tan duro, ahora son cada día más poderosas.
Porque sí, fue un golpe muy duro para ellas: nuestras topadoras, y sus familias, el Estado les dio la espalda y sucedió lo peor, vieron cómo se desmoronaban las paredes de sus casas durante la noche, sin techo, sin tierra, sin trabajo, y sin plata, hasta salir a la desesperada búsqueda de otro lugar donde vivir. La mayoría de las familias estafadas por un particular y abandonadas por el Estado, se reubicaron en otros lotes del mismo barrio sin perder la memoria, por eso siguen exigiendo que alguien se responsabilice y de la cara por todo lo que perdieron. Y aunque no fue fácil porque llevó tiempo, hambre y frío, se rearmaron y decidieron iniciar un trabajo profundo con adolescentes y madres solteras del barrio desde el merendero “Arrinconados Poderosos”.
“Vivimos en un barrio que no existe para el Estado, las calles están tapadas de barro y oscuridad. Hemos decidido iniciar con el merendero porque son muchas las familias que pasan hambre a diario y los niños en muchas ocasiones andan pidiendo en la calle para comer. Sumado a esto, existe un numeroso grupo de adolescentes y jóvenes en situación de consumo. El objetivo del merendero no es solo alimentario, sino también de contención, para luego de a poco, acercarlos a un tratamiento terapéutico”, expresó Victoria Navarro, vecina del barrio y referenta de la asamblea poderosa.
En su mayoría son mujeres quienes llevan adelante el merendero de lunes a viernes, y pronto sumarán el comedor los sábados. También cuentan con un ropero comunitario y un espacio lúdico para los más chiquitos. Al espacio alimentario concurren alrededor de 50 personas.
“Llevamos esto adelante porque en el barrio que soñamos para nuestros hijos, no queremos que existan las drogas y la delincuencia, queremos fomentar espacios de contención para los niños”. Cristina Luna, vecina e integrante de la asamblea de La Rinconada.
Justo en esas tierras donde poco se sabe del Estado, las referentes de la resistencia son luchadoras. Pues en una sociedad machista y patriarcal tomaron la posta en la batalla por La Rinconada. Y aún bajo la amenaza constante de la corrupción y la violencia, siguen matando al miedo con balas de consciencia. Es por eso que nuestro grito de reclamo debe llegar a ese Estado que vino a destruir sin animo de dialogar, y si no nos escucha mas fuerte vamos a gritar “ las topadoras no volverán a pasar”.