En el barrio Bosco de la ciudad de Santiago del Estero venimos a las corridas, a los saltos, a los gritos y desvelos, porque sí, son muchísimos los problemas que enfrentamos a diario por la ausencia del Estado, y porque para nosotras y nosotros jamás será opción mirar para otro lado. Por eso, mientras atajamos a diario la cruda realidad que vivimos, seguimos pensando y llevando adelante estrategias comunitarias que nos permitan abordarla.
Ayer despertamos bien tempranito con ruidos de palas, andamios, carretillas y alguien silbando melodías que luego se convertirían en altoparlantes que musicalizaron la mañana. Eramos las compañeras del Frente de Géneros, los compañeros de la cooperativa de construcción «Los Pibes del Bosco Construyendo Sueños» y vecinos solidarios que comenzabamos la losa del techo de la Casa de las Mujeres y las Disidencias.
En el país hay una asesinada cada 27hs. y la paupérrima respuesta del Estado Nacional es destinar un presupuesto de $11.36 por mujer para combatir la problemática. Mientras tanto, a nivel provincial, en lo que va del año, la violencia machista ya se cobró la vida de Celeste Castillo, asesinada el 1 de enero, y Sabrina Malena Cisneros, el 24 de junio. Ante eso estamos nosotras; conteniendo y previniendo en el día a día, desde las rondas de género, las cooperativas de trabajo, los espacios de alfabetización y los alimentarios.
Por nuestra asamblea pasan un promedio de 4 mujeres por semana buscando ayuda ante situaciones de violencia de género, sin lugar donde refugiarse para salvar sus vidas por ser pobres. Muchas de ellas llegan con denuncias realizadas ante la Dirección Provincial de Género, la Fiscalía de Géneros del Ministerio Público Fiscal, y la Comisaría del Menor y de la Mujer Nro. 1, pero sin respuestas, porque no existe un plan integral para la erradicación de la violencia, lo que las lleva a volver al mismo círculo.
Esta Casa, la primera en la provincia, será el espacio físico donde se concentrará el inmenso trabajo cotidiano que las compañeras realizamos mediante los ejes de Derechos Humanos, Educación, Trabajo, Recreación, Salud, y Diversidad. En ella funcionará un SUM, un espacio para el cuidado de niños y niñas, una oficina, un consultorio médico, uno jurídico, y una cocina industrial para la cooperativa gastronómica “Amasando Sueños Poderosos”.
Vernos trabajar toda la mañana con tanta alegría, cantando y bailoteando entre el hormigón y los baldes fue emoción pura que quedará grabada en nuestras retinas por siempre y se verá plazmada en esta obra que levantamos con nuestras propias manos. Al finalizar la jornada compartimos el tradicional asado que conmemora el cierre de una etapa de la obra y celebra el trabajo colectivo que nos ilumina.
¡Nos merecemos este sueño que no tiene techo!