* Por Nora Cortiñas.
Ayer se cumplieron 43 años desde que se llevaron a Gustavo y me conmueve ver cómo los jóvenes están poniendo el cuerpo y los sentimientos. Creo que debemos despertar la solidaridad, seguir el ejemplo de los movimientos sociales, que también estaban en las villas en los ‘70, porque los que menos tienen son los que más dan. Esta pandemia desnudó la situación de Argentina: tenemos comida y agua para 400 millones, pero nos morimos de hambre y falta el agua, en la Provincia de Buenos Aires o en las comunidades wichís de Salta. Además, hay muchos corruptos en el medio, comerciantes y gobernantes que empeoran la situación porque lucran, son insensibles al sufrimiento.
Es imposible que podamos ir todos los jueves a hacer la ronda, ¿pero quién dijo que estamos fuera de la plaza? ¡Estamos alrededor! No nos quedamos quietas porque hay mucho que hacer: seguimos pidiéndole a los jueces que abran los archivos para que muchas personas puedan conocer su identidad; no está todo perdido, tienen que poner corazón y voluntad. Debe terminarse la violencia policial: no puede ser que Berni fomente la mano dura y repriman chicos por ir a comprar pan. También continuamos gritando por las mujeres que no pueden vivir seguras y porque la Justicia está mal manejada: no toca a un montón de femicidas. Por eso pedimos justicia para Camila Tarocco.
Sigan solidarizándose con esa fuerza de lucha; las que ya estamos grandes, también seguimos peleándola. Cuando esto se termine, habrá que recuperar el país que destruyeron en los últimos cuatro años y comenzar una nueva era de florecimiento, defendiendo los Derechos Humanos y el bienestar. Las lágrimas también son un acompañamiento, tenemos derecho de sacar lo que llevamos dentro.
Los quiero mucho.