El 7 de febrero de 2010, en San Rafael, Mendoza, el policía Nelson “Urraca” González mató a Fabio Basualdo de un tiro en la nuca. Durante 10 años lloramos, nos abrazamos, encendimos su recuerdo y luchamos por justicia. Durante 10 años, todas y todos fuimos Nelly Ríos, su madre. González seguía en funciones mientras transcurría el juicio. Y mientras nosotros salíamos a la calle, marchabamos al Poder Judicial y hacíamos jornadas culturales.
Nos costó cuatro años y ocho meses sentarlo frente a un tribunal. Asistimos durante un mes al juicio. Finalmente, lo sentenciaron a catorce años de prisión. La sentencia quedó firme un año y medio después, pero para ese entonces Nelson “Urraca” González ya estaba prófugo. Nunca dejamos de buscarlo. Ni un sólo día. Aunque sólo pudiéramos guiarnos por rumores. Aunque no tuviéramos los medios y tampoco fuera nuestro rol.
Ayer 19 de mayo recibimos la noticia de que el asesino de Fabio Basualdo fue capturado en Chile y la Justicia local inició los trámites para conseguir la extradición hacia nuestro país. Hoy sabemos que no hay Poder que alcance – ese con P mayúscula, ese que encubre el entramado político y judicial que hay detrás de cada caso de represión policial – cuando del otro lado hay poder del popular, y lucha sin descanso.
Hoy reafirmamos que tardó demasiado pero que, al fin, hay justicia. Hoy, a la distancia, nos volvemos a abrazar y volvemos a llorar, pero esta vez es de emoción. Hoy somos, una vez más, Nelly Ríos y toda su familia. Y escribimos también para todas las familias que, como la de Fabio, siguen luchando por encontrar justicia, para que no bajen los brazos; llegará el día y podremos estar, finalmente, en paz.
