* Por el Padre Lorenzo “Toto” de Vedia, párroco de la Iglesia de Caacupé de la Villa 21-24.
Hoy le hicieron el hisopado post-mortem a Ramona Collante, vecina de la Villa 21-24, y dio positivo. La familia está muy triste y desesperada porque siente que fue un abandono de persona; el médico tendría que haber notado algunos síntomas que presentaba y el sistema de salud debería atender en el hospital a cualquier caso riesgoso que necesite asistencia.
Ella venía con problemas de salud antes de que empezara la cuarentena; los jóvenes de la parroquia le llevaban la comida a su casa. Era una vecina humilde que vivía al día en una casa bastante chica con 8 personas más. En la última semana empezó a tener dificultades respiratorias; el viernes a la noche había empeorado, entonces su hija llamó al S.A.M.E., que llegó tarde. La revisaron, le dijeron que se quedara tranquila y le dieron paracetamol. Al otro día volvió a llamar porque estaba aún más grave, ¡tardaron dos horas en venir! Cuando llegaron, ya había fallecido. Si hubieran llegado en 15 minutos como es recomendable, tal vez sería otra historia.
Esta situación es un nuevo llamado de atención a la desidia reiterada: el Gobierno de la Ciudad debe cumplir con las obligaciones de su gestión. No puede ser que las ambulancias no lleguen a tiempo, como en el resto de los barrios de la Capital, ni que haya obras de infraestructura pendientes cuando el agua es insuficiente y los cortes son recurrentes. Es algo habitual que la gente humilde no pueda tener la dignidad y el tratamiento que cualquier ser humano merece.