26 julio, 2020
, La Plata

"No voy a permitir que Johana quede en el olvido"

* Por Marta Ramallo, madre de Johana Ramallo, a 3 años de su desaparición y posterior femicidio.

Yo voy a seguir manteniendo viva la memoria de Johana, voy a seguir luchando porque no podemos permitir que dejen morir el expediente como hicieron con ella; no podemos dejar que nos la vuelvan a rematar una y mil veces más. A 3 años de la desaparición y femicidio de mi hija, seguimos pidiendo justicia, sabiendo que la “justicia” no es justicia para nuestras pibas.

Por la causa pasaron jueces y fiscales que nos dijeron que estaban investigando, que había muchas hipótesis y líneas de investigación, que estábamos ahí nomás de tener imputados, que estábamos ahí nomás de encontrarla con vida. Impunidad, esa es la palabra. A Johana no la encontró la Justicia Federal, la encontró una madre víctima de una desaparición, Rosita Bru. Ellos nunca nos devolvieron la Johana que se llevaron, y la causa sigue parada. No hay una justicia firme para los casos de todas nuestras pibas víctimas de un Estado ausente y proxeneta.

Con todas las evidencias que tenemos en el expediente de Johana, ya deberíamos tener imputados, culpables y responsables. La zona donde desapareció sigue siendo la misma, nunca se investigó en profundidad, jamás. Ni a un juez, ni a un fiscal, ni a la Policía federal. Hace 3 años que nos falta Johana y hoy nos sigue faltando Facundo. Esa es la justicia que tenemos para nuestras pibas y pibes víctimas del gatillo fácil.

El día que la despedí le juré que íbamos a hacer justicia; también se lo prometí a mi nieta a los 15 días de la desaparición de su mamá. Por todas las Johanas que el Estado y la justicia dejó morir, no voy a permitir que quede en el olvido. Si hubiese enfrentado este camino sola creo que no hubiera conseguido todo lo que se logró. Esto fue algo que hicimos entre todas, cada una de las que marchó, cada una de esas pibas que me abrazó y no me dejó caer. Hay que seguir luchando juntas porque las calles se hicieron para nosotras.

A mi hija la siento viva, me acompaña a mí y a cada una de esas Johanas que siguen marchando y exigiendo justicia. No podemos permitir que esto le pase ninguna otra mamá; no queremos una sola víctima más de trata ni de femicidio. A mí me sacaron lo que más amaba en la vida, así que perdí el miedo: no me callo nunca más. Todavía me mantengo en pie porque tengo una misión que cumplir: exigir justicia por mi hija y por todas las Johanas que el Estado y la Justicia no dejó volver a su casa.

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