Hoy las negras, las pueblerinas, las villeras, las tortas, las travas, las originarias y las campesinas nos vestimos de orgullo con nuestro propio color: en San Rafael, Mendoza, cerquita de la Cordillera de los Andes, el mismo grito sororo brota de nuestro feminismo villero en toda la Argentina. Quizás usted no lo sepa, pero mientras la pandemia nos destrozaba a todas y se multiplicaban las violencias que teníamos que acompañar, no dejamos de juntar botellas descartables. ¡Eso mismo! De las calles, de algún basural, de lo reciclado, levantamos nuestras paredes con el método de construcción llamado “Módulo de Plástico Recuperado Autoportante” y fabricamos las columnas, las vigas y cada ladrillo con la fuerza de la autogestión. Este sistema, además de permitirnos edificar una Casa propia y sustentable, aporta mucho al saneamiento ambiental de la ciudad porque tratamos los residuos sólidos y urbanos. Con la frente bien alta y una alegría que nos desborda, ¡inauguramos nuestra octava Casa de las Mujeres y las Disidencias!
Desde la asamblea del barrio Constitución nos sabemos autónomas y feministas; por fuera de cualquier libro, la teoría se hizo desde la fuerza comunitaria. Sin recursos del Estado, en plena pandemia construimos un sueño que veníamos gestando desde hace mucho tiempo, a la par de los acompañamientos, cooperativas de trabajo para nuestra independencia económica, rondas que fortalecen las redes territoriales de contención y una asesoría legal para nuestras vecinas.
En el peor momento de la pandemia, mientras revolvíamos las ollas del Comedor Ramona y del Merendero Kevin con una demanda que nunca paró de aumentar, generamos laburo digno con el fuego de la organización asamblearia. Espacios que se nutrieron de las verduras que cosechamos de nuestra huerta, donde se trabaja con la tierra y contra el hambre. Desde una mirada integral, esta Casa cobijará talleres y capacitaciones en oficios a través de nuestros ejes de trabajo, salud, educación, diversidades, crianzas, recreación, y Derechos Humanos. Hoy, las negras, las pueblerinas, las villeras, las tortas, las travas, las originarias y las campesinas nos permitimos festejar que alcanzamos esta utopía que soñamos despiertas.
Para que ninguna se sienta sola,
hoy abrimos nuestras puertas.