Bajo el sol, los colores de los globos y banderines iluminaron el barrio.
El viento que corría por las calles invitó a niños y padres a empoderarse en un festejo lleno de diversión.
La tarde empezó con sacar los pequeños picassos que llevamos dentro, para luego aventurarnos a transformarnos en dinosaurios o sirenas y acompañados de mágicos payasos, saltar y correr entre obstáculos para llegar a bailar con la murga al son de su música.
Mientras merendábamos pudimos disfrutar de una obra de teatro, y con el sol ocultándose detrás de los cerros, terminamos una hermosa tarde con radiantes y poderosas sonrisas.