Sometidos a una cacería inmediatamente después de marchar contra la cacería que terminó en el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu a manos de la Prefectura, ayer seis compañeros fueron detenidos durante nueve horas, por el peligroso delito de protestar, que cada vez parece más peligroso en Bariloche, en Córdoba y en todo un país sumido en una ola represiva que avanza con más fuerza, llevando a todos en su paso.
“¿Ustedes participaron en la marcha?”, le espetaron los oficiales de la Policía de Córdoba a los manifestantes, antes de detenerlos, dejando bien en claro que se trataba de una persecución ideológica por haber concurrido a la movilización contra la represión del pueblo mapuche. Se trató, también, de una detención violenta, pues los detenidos fueron requisados y agredidos de tal forma que uno de ellos tiene un tajo en la frente, producto de haber sido tirado al suelo por la policía.
La libertad de los compañeros, que fue anunciada pasada la 1 de la madrugada y otorgada después de las 5, se consiguió a través de la presión popular de los cientos que clamamos por su liberación desde un primer momento en la puerta de la Comisaría 10°, eludiendo la maniobra de distracción de la policía que había anunciado que los detenidos se encontraban en otro recinto.
Araceli Heit, Candela Juan, Aurelia Lila Olmedo, Florencia Perez y Manolo Belasco fueron imputados por Resistencia a la Autoridad y Amenazas, en tanto que Gino Capiglione fue, además, acusado de Daño: este último compañero es el que resultó herido durante el operativo. La causa la tiene José Mana, titular de la Fiscalía de Distrito 1, Turno 3.
Como adentro la policía les quitó la ropa “para hacerle pericias”, quienes nos encontrábamos afuera les llevamos algunas prendas para que pudieran vestirse.
Este espiral represivo, del que participan las Fuerzas de Seguridad, el Poder Judicial y los medios de comunicación, tuvo otro episodio notable el 31 de agosto de este año, cuando fueron allanados once locales de diversas organizaciones sociales. Pero que les quede claro que no van a conseguir amedrentarnos ni silenciar nuestra lucha: si nos tocan a uno, saltamos todos.