Letras: Brisa Ruiz,
comunicadora de la Villa 21-24
Daiana Colque vivía en la manzana 99 en la Villa 31 y tenía 19 años cuando fue asesinada el 29 de septiembre de 2016 por su pareja de 35 años, Hernán Trinidad Báez. Un año después de ser detenido, comenzó el juicio. El caso fue caratulado como homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género.
A dos años de su femicidio, su mamá, Marta Tarqui, nos recibe con mucho dolor y nos cuenta sobre su hija y el proceso judicial que atravesó: “Fue algo histórico, no esperaba que saliera tan rápido, pero ahora él está preso con cadena perpetua. Como bien sabemos los femicidios villeros muchas veces no tienen esta repercusión o no llegan a tener juicio, pero cuando un barrio se organiza para tener justicia, lo consigue”.
Tarqui luchó mucho para llegar a esta condena, pero no estuvo sola. “Llegué con la ayuda de mucha gente, algunas personas que no conocía, pero que me apoyaron mucho igual, me acompañaban a hablar con las abogadas, al Consejo de la Mujer. Y si había una marcha contra la violencia hacia las mujeres, yo agarraba una foto de Daiana e iba. Y gritábamos por ellas, por todo lo que está pasando. Una señora, Marisa, me acompañó en todo momento. Y ahora hace un año que salió el juicio contra Hernán Trinidad Báez, después de tanto movimiento, y yo no lo puedo creer. Las chicas de las villas son olvidadas, pero yo decía, ‘vos no vas a ser olvidada’”.
En la Villa 21-24, fue histórico el fallo por el femicidio de Micaela Gaona, quien fue asesinada de un tiro por su pareja en julio del año 2015, que también fue sentenciado a cadena perpetua. Hoy la asamblea de la villa sostiene una cooperativa de estética y belleza que lleva su nombre, porque entendimos que la forma de salir adelante es organizadas y acompañándonos entre nosotras: ahora sabemos que no estamos solas.
“Le pedía a mis compañeras que me den mucha fuerza y que no me hagan bajar los brazos, y bueno, acá estoy, sigo caminando. No voy a bajar los brazos voy a seguir peleando. Con la condena fue así, yo decía, voy a ganar ésta y no voy a parar”, nos cuenta Marta. Antes de terminar el encuentro, envía un mensaje a las jóvenes en los barrios: “No tienen que quedarse calladas, van a encontrar ayuda. No quiero que las chicas de las villas o de otros lados sean violentadas, no quiero que sean olvidadas, nosotras las vamos a recordar siempre”.