* Por Mario Castillo, docente de la Escuela Albergue N°144 de Neuquén, que explotó el martes.
Estamos viviendo una situación muy complicada para toda la comunidad: dos compañeros perdieron la vida y una docente quedó internada en grave estado; desde la explosión del martes, estamos como podemos. Mónica Jara, la profesora, me estaba supliendo a mí en el cargo porque tuve un accidente automovilístico que me fracturó una mano. Ella había ido, con las burbujas correspondientes, junto con otros dos docentes. Yo me enteré porque esa tarde me llamaron de todos lados para preguntarme cómo estaba después de la explosión en la escuela. Yo no sabía nada de lo que había sucedido, y aún no lo puedo creer.
Lo primero que sentí fue mucha tristeza y bronca, después me invadió un dolor enorme. Fue un golpe muy duro toda esta situación, era el primer día de Mónica dando clases. Pasó de estar en el aula a estar internada en Mendoza, con un cuadro muy grave de salud y gran parte del cuerpo quemado; Nicolás Francés y su sobrino, Mariano Spinedi, trabajadores de la escuela, perdieron la vida por la explosión. Los dos, paradójicamente, hacían trabajos de mantenimiento para una empresa privada.
Nosotros trabajamos en una escuela rural del Paraje Aguada San Roque, donde asisten menos de 40 estudiantes y 10 docentes. Siempre llegamos los domingos y nos quedamos toda la semana: desayunamos, almorzamos y cenamos con los chicos que llegan. Por eso, pasamos mucho tiempo en el lugar. Y el edificio es el centro de todo, porque es donde se realizan la mayoría de los eventos o cada vez que pasa algo, recurren a la institución. Sin embargo, se venían haciendo arreglos, como el aula para el jardín y un albergue para las nenas. No sabemos bien de dónde vino el problema, porque hay muchas versiones circulando, pero esperamos que la investigación aclaré qué provocó esto, y así también los responsables.
No es algo aislado, es parte de toda la desidia que hay con la educación. Desde el gobierno de la provincia de Neuquén hablan maravillas, pero las escuelas se caen a pedazos. Por un lado, es de las provincias más ricas, con gas y petróleo, y también hay muchas rutas en mal estado, con edificios escolares que tienen falencias enormes. Este es un caso muy similar a lo que pasó con Sandra y Rubén en Moreno, y habla de la misma desidia.
La educación y la salud están en un estado muy delicado: falta mantenimiento en muchos edificios y no hay gas. Nuestra principal preocupación es que la compañera se recupere, que salga de esto y se asista a la familia; es el deseo de todas y todos los docentes del país. Mientras, hay que seguir luchando por condiciones dignas, porque no son accidentes si pueden evitarse.