Los cortes de luz en el verano son figuritas repetidas en nuestras villas y barrios populares. Cada uno tiene una historia para contar. Una de esas es la del barrio San Juan Bautista de la ciudad de Formosa, donde las y los vecinos viven una odisea por las precarias conexiones eléctricas.
Más de 200 familias padecen los apagones diarios en medio de temperaturas que superan los 40 grados y se las tienen que arreglar como pueden. Entre las personas que viven en el lugar se encuentra Nidia Palacios, kiosquera que hace lo imposible para poder trabajar.
Nidia le pone el cuerpo a su almacén desde hace tres años, cuando empezó a quejarse junto a sus vecinas y vecinos por la actual situación. Aunque sufre los cortes de energía, sostiene su emprendimiento con mucho esfuerzo, pues “surgió la idea de atender un kiosco cuando mi marido se quedó sin trabajo. El día a día es agitado porque estoy desde las ocho de la mañana hasta las 21 horas de corrido, pero salen charlas con quienes vienen a comprar, así que se hace un poco más llevadero”, comentó.
Los apagones de luz tuvieron a mal traer a Nidia que perdió algunos de sus elementos de trabajo. Sin embargo, cuando pasó eso apareció la solidaridad de la gente del barrio para darle una mano: “Sufrí la pérdida de electrodomésticos en dos oportunidades. El año pasado se me quemó una heladera y hace unos días perdí una exhibidora que gracias a un vecino electricista pude salvarla”.
“Dependemos de algún conocido que sepa hacer instalaciones porque cuando llamamos a la oficina de Recursos y Energía nos dicen que van a mandar a alguien pero nunca llega”, explicó Nidia quien junto a otras vecinas y vecinos presentaron múltiples notas a la empresa pública de energía REFSA pero las respuestas brillan por su ausencia. No les queda otra que seguir insistiendo hasta que escuchen sus reclamos porque cuando no está el Estado, está la comunidad al servicio de la comunidad.
¿Cuántas veces hemos escuchado que las villeras y villeros no queremos trabajar? Sobran ejemplos como el de Nidia para demostrar que la falla está en un Estado que no nos deja de precarizar.