28 febrero, 2019
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«Lucas, presente ahora y siempre en nuestros corazones»

 
El 23 de febrero se realizó una jornada en memoria de Lucas Décima, víctima de gatillo fácil, asesinado en 2017 en manos de Mariano Ballarino, ex sargento de la Policía Bonaerense, condenado a prisión 12 años y 8 meses.
El crimen de Lucas cambió la vida de su familia para siempre y se convirtió en símbolo de lucha. Gracias a la organización en las calles y  al grito poderoso de un padre que es ejemplo de no rendirse ante nada, se logró victoria y el 8 de octubre de 2018  se dictó la condena a Mariano Ballarino.
 
Los 40° de calor del sábado a la tarde no impidieron encontrarnos en el “Merendero Lucas Décima” que se inauguró en abril de 2017, ubicado en las calles Los Pinos y Jazmín del barrio La Ripiera de la localidad de Garupá, provincia de Misiones, donde nació Lucas y vive actualmente su padre Ismael.
Recordamos a Lucas con la conciencia bien en alto y con una merienda especial con sabor a Memoria, Verdad y Justicia junto a los pibes, las pibas, las vecinas y vecinos que todos los días asisten al merendero. Entre pancitos dulces y un refrescante jugo de naranja, miramos un video de su vida, su infancia, adolescencia  y el proceso de juicio a Ballarino, que nos puso la piel de gallina.
 
 
Ismael, nos recitó un poema escrito por una colega y al son de su guitarra nos cantó canciones que a Lucas le gustaban, nos comentó que lo apasionaba tocar y cantar junto con sus amigos, lo consideraban el mejor del barrio. Al terminar, nos dejó unas palabras en su conmemoración:
“Hoy no recordamos a Lucas desde una mirada triste, sino desde una mirada a nuestros pibes. Nuestros pibes son valiosos, no porque son nuestros hijos, sino porque tienen amor, solidaridad, compromiso, compañerismo y eso es lo que intentan truncar estas políticas de gatillo fácil, como la Doctrina Chocobar. La enseñanza que me dejó Lucas es que hay que seguir luchando, continuar con la organización, salir a las calles. La militancia es lo que hace que logremos la victoria.”
 
Y sí, como tantos Lucas, la enseñanza que nos dejan es no quedarnos calladas ni callados jamás y con la garganta bien fuerte gritar: ¡Ni un pibe menos, ni una bala más!