Un jueves, lo soñamos: “Para nosotros, Claudia, sería el mejor modo de confirmar que nada es imposible”. Un viernes nos convencimos: “Nos va a decir que sí”. Un sábado explotamos en llantos:  “Lo lograron, los espera el domingo en casa”. Y el séptimo día, no descansó. “Se me viene un desafío muy duro en Dubai, pero yo sabía que los villeros me darían la fuerza que necesitaba”. A riesgo de estar soñando, decidimos publicarlo igual. Y al cierre de la edición de agosto, que ya está en la calle, de verdad, no habíamos despertado: compartimos tres horas de mates y una hora de fotos, con el villero más grande de toda la historia, para noquear al mensaje discriminador de los grandes medios: “Si estás en la televisión y nunca pisaste una villa, cerrá el orto, porque no tenés ni idea”. Con la mano de Dios y la fuerza de La Poderosa, recuperamos la ilusión, reivindicamos la cultura de nuestros barrios y le cantamos el cumpleaños a Fidel. “Tienen más producción que Susana Giménez”, dijo el 10, rodeado por miles, porque fuimos pocos, pero fuimos todos. Ale vivió en la calle, hasta el año pasado. Pao escribe en la 21, desde que nació. Romi se hizo fotógrafa, en Zavaleta. Y Diego aprendió a gambetear, en Villa Fiorito. Aunque sea Maradona, entre nosotros, es uno más. Pero a veces lo olvidamos y, entre tantas preguntas, mientras su familia nos trataba como la nuestra y Benjamín pateaba contra una pared, se nos escapó la tortuga: ¿Por qué nos diste todo este tiempo y nos abriste las puertas de tu casa, sabiendo que éramos villeros? “Por eso”.

Por eso, una vez más La Garganta tiene un sumario de oro y de barrio; tiene un sumario, que no sólo tiene al 10 de oro y de barrio, para amplificar las voces poderosas de las asambleas villeras, de las diferentes provincias, de todas las nacionalidades latinoamericanas, que dirigen la revista y construyen la transformación desde la militancia anónima y voluntaria que propone La Poderosa. Todos juntamos aire para gritar bien fuerte nuestras verdades, mientras apagamos las 85 velitas de fidelidad, en el cumple de nuestro comandante. Es un sumario de millones; es un sumario de Diez*:

2: La Madre Patria no está pintada; está en la Plaza de Mayo.
3: Latiroide’, el editorial que mea culpa.
4/13: Ni tres, ni cuatro, ni cinco páginas: para contener la palabra del Diego, hacen falta 10. Y para contener la emoción, toda la vida.
14-15: Cuando todo tira para abajo, La Garganta grita para arriba.
16-17: Por el campo popular, La Poderosa hace camino al andar.
18-19: Para alumbrar al Día del Niño, otra vez atrincherados contra las topadoras de Macri, Topa dora las ilusiones, en un fotorreportaje con los pibes de las villas.
20-21: Alta revolución, en Bajo Yapeyú.
22-23: Subcampeón de América y orgullo de Paraguay, Ortigoza mete fuerte la pierna y la bombilla, en una entrevista traducida al guaraní, “queparaquétecontaré”.
24: Una nueva sección descubre en vida a los próceres villeros: en esta entrega, “Subcomandante Marquitos”.
25: Las prisiones que ensombrecen la igualdad siguen exportando libertad: correo de lectores, presos.
26: Sin título, Kiki hace tambalear a los emblemas de la universidad, celebrando la autoproclamada derrota de un boxeador con dignidad.
27: A toda sonrisa, Mariana Fabbiani comparte con los peques el secreto de su buena suerte: cepillo de dientes, para reírse más fuerte.

* Con la zurda de Diego en el equipo, tan mágica y tan zurda, salimos a la cancha, para seguir soñando un futuro mejor, por la senda que nos dejó marcada San Martín, un 17 de agosto, 161 años atrás. Desde entonces y más atrás, comenzó a diseñarse La Garganta, que este mes firma sus notas homenajeando al Libertador. Mucho antes que nosotros, Don José luchó por nuestras villas, como lucha Fidel, ese joven cubano que encendió la luz de La Poderosa y que, este 13 de agosto, cumplirá 85 años de rebeldía. Con nuestro poema, nuestros cintillos, nuestra contratapa y nuestra lealtad, de siempre y para siempre, nos sumamos al coro de la escuela Lenin, en la tribuna antiimperialista: “Si de la sangre de un estudiante, depende nuestra soberanía, Comandante en jefe ordene, puede contar con la mía”.

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