24 mayo, 2007
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¿Qué es el fútbol popular?

futbol popular 1 A continuación va una pared, toque y toque, para llegar a esta red, que como todas las redes, nos llena de alegría cuando se infla. Para cosechar grandes respuestas, nos hemos propuesto ir sembrando chiquitas preguntas y, en este caso, tiramos varias sobre los cimientos del Fútbol Popular, una herramienta para el desarrollo social, la inclusión y la promoción del respeto a la diversidad cultural, desde la educación popular, creada por chicos, grandes, militantes sociales, vecinos y organizaciones que, sin sellos, ni logos, ni fines de lucro económico, ni partidario, buscan transformar la realidad, a los pelotazos. Y a los toques, siempre.

– ¿De dónde salió el fútbol popular?
– Salió de muchísimos compañeros convencidos de no bajar los brazos, porque creímos, creemos, y vamos a seguir creyendo, en el fútbol como herramienta para la transformación, y apostamos a eso en cada uno de nuestros barrios. De ahí salió, de los barrios, de los vecinos, de los pibes y de los militantes que soñamos un mundo mejor y que, tras haber vivido otras experiencias, nos cansamos de ver cómo se intenta embanderar nuestro laburo comunitario, detrás de un nombre, o un sello, o un convenio financiero que negocia nuestros valores y favorece a los mismos de siempre. Salió de abajo, transparente, con fuerza y para arriba, como el agua cuando hierve. Así, entre cumpas de Zavaleta, villa 21, Once, San Telmo, Floresta, San Blas, zona Oeste, villa 31 y Bajo Flores, decidimos empujar nuestra manera de entender al fútbol, como una herramienta para el desarrollo comunitario y para el crecimiento del voluntariado anónimo.

– ¿Cuáles son las reglas de este fulbito?
– La única norma que se impone es la prohibición a imponer.

– ¿Pero con qué reglamento se juegan esos partidos entonces?
– Con las normas que elijen los jugadores, de acuerdo a sus propias necesidades. Acá no hay árbitros a los que insultar, ni tarjetas amarillas por festejar un gol, ni multas a la alegría, porque no se aceptan reglas que no surjan de la base, para una convivencia mejor. Ambos equipos, mixtos siempre, comparten un espacio para acordar las condiciones en cada partido, como en todos los potreros del mundo. Ahí, se consensúa entre todos, cómo serán los laterales, los tiros libres, los valores de los goles, la cantidad de jugadores y cualquier nueva idea que cualquiera de todos pueda sumarle a este fútbol.

– ¿Y así se juega un torneo?
– Sí. Una vez por mes, se realiza un encuentro entre todos los equipos, en diferentes barrios, en los que todos los chicos juegan varios partidos. Ahí compartimos los mejores momentos y los encuentros que otorgan puntos para el campeonato, entre diferentes talleres educativos, artísticos y culturales. Pero además, hay amistosos todas las semanas, en todos los barrios.

– ¿De cuántos jugadores son los equipos?
– Habitualmente, 5 y 5, siempre de acuerdo al potrero, o canchita, o patio, o estadio, o vereda, donde se juegue esa jornada.

– Ah, ¿y dónde se juega eso?
– Por ahora (y solamente por ahora), se juega en Buenos Aires y en Córdoba, en estadios algo más chicos que el Maracaná (bueno, a veces, bastante más chicos). Y muy prontito, también se va a jugar ahí, donde lo vas a llevar vos.

– ¿Y si no me gusta el fútbol, qué me ofrece la popularidad de este fútbol?
– “Que nadie se quede afuera”, es la consigna, y entonces, en cada jornada, además de los partidos, se realizan actividades de plástica, recreación, teatro, títeres, murales colectivos, talleres y charlas sobre cómo le hacemos frente a las problemáticas de los barrios. Se hace de todo, y sobre todo, amigos.

– ¿Y quién decide, coordina y organiza todas esas actividades?
– Tu, él, nosotros, vosotros, ellos y yo. Cada jornada, viaje o proyecto se discute y consensúa en reuniones que hacemos todos los miércoles, entre todos los barrios, militantes, vecinos y organizaciones que nos unimos voluntarios y anónimos, para que nadie se lleve en una mochila electoral el sudor de todos los que laburamos por un mundo mejor.

– ¿Todas las semanas hay reuniones?
– Sí, todos los miércoles, a las 20 horas, nos reunimos compañeros de todos los barrios que participan, para organizar los amistosos de esa semana y para darle forma entre todos a esta construcción colectiva. El primer miércoles de cada mes, se incorporan nuevos barrios, y entonces se realiza una reunión para contar cómo nació esta historia y hacia qué utopía vamos. El segundo y el tercer miércoles de cada mes, las reuniones sirven para compartir las problemáticas de cada barrio e intercambiar experiencias. De ese modo, vamos encontrando puntos de encuentro que sirven como focos comunes de las actividades culturales que se realizarán en la jornada siguiente… Para la primera jornada de Fútbol Popular, se decidió abordar el flagelo de la pasta base, mediante charlas que brindó una cooperativa amiga, y también se realizó un taller de educación sexual, además de todas las actividades artísticas y deportivas. Luego, para la segunda jornada, se resolvió en las reuniones la iniciativa de reflexionar en nuestros barrios sobre el problema de la discriminación, y decidimos convocar a otra organización amiga para que brindara un taller de teatro con esta temática… Así, poco a poco, nos vamos conociendo, nos vamos enredando. Finalmente, el último miércoles de cada mes, se aprovecha al máximo en cuestiones operativas, para resolver la jornada de la que participaremos todos y para seguir conociéndonos, desde el compromiso y desde la acción. Todos juntos, coordinamos el transporte, la comida, la decoración, la limpieza, la integración de los nuevos voluntarios, el fixture de los partidos, los talleres artísticos, los espacios educativos…

– Todo muy lindo, pero pará: ¿De posta que juegan sin referí?
– No hay referí. Dos mediadores acompañan y moderan la puesta de reglas colectivas, y acompañan el desarrollo del juego, desde una mirada ajena al partido. Posteriormente, realizan una pequeña devolución a los jugadores, en el momento de los saludos, esos mismos mediadores que trabajan en conjunto con los coordinadores de las actividades culturales, artísticas y recreativas, que comparten los pibes de todos los equipos.

– ¿Y de qué edades son los chicos que están en la Liga?
– De las mismas edades que los pibes que hay en tu barrio… Los jóvenes de 1 a 150 años, pueden participar de todos los entrenamientos barriales y, en las jornadas del torneo participan equipos de 6 años para arriba.

– ¿Y quién gana?
– Los barrios, los jugadores, los militantes, las organizaciones, los vecinos…

– Que quién gana cada partido, digo.
– Ah, gana el que mete más goles, como en tu potrero. A diferencia de otras metodologías del fútbol, en las que también ha transitado y dejado huellas La Poderosa, en la propuesta del Fútbol Popular no hay puntos o premios para los valores humanitarios, porque todos los que iniciamos la construcción del Fútbol Popular elegimos apostar a la utopía de una sociedad que no necesite premios, ni estímulos materiales, para rescatarse, ponerse pillo y no ser garca. El compromiso, la alegría, el respeto, la integración, la solidaridad, la convicción, los ideales, la lealtad y el juego bonito están presentes en cada jornada, y en cada entrenamiento, y en cada reflexión, no sólo en la cancha, sino también en cada espacio de educación popular, arte y cultura, que se abre en esta construcción colectiva.

– ¿Pero si yo juego ahí, no puedo jugar en otro club?
– Claro que podés. Los partidos amistosos, que se juegan semanalmente, se arreglan de acuerdo a los horarios y las posibilidades de cada equipo. De hecho, este fútbol no es un canal para llegar a ser profesional algún día, y está muy bien que vos trabajes en otro club para llegar a serlo, en el club que sueñes. Pero este fútbol, el Fútbol Popular es simplemente para que nos encontremos, juguemos, nos hagamos amigos y formemos equipos que hagan crecer a nuestro barrio, adentro y afuera de una cancha de fútbol.

– ¿Y hay que ir a entrenar?
– Sí, hay entrenamientos de fútbol, en los que todos los equipos, además de las prácticas físicas y técnicas, cuentan siempre con un espacio de reflexión para debatir sobre los conflictos que tenemos en la cancha, ese lindo espejo del barrio… Hay entrenamiento de los pies y la cabeza, para los pibes y los grandes, que semana a semana, y mes a mes, nos juntamos en ronda, para prestarnos ideas y condimentar entre todos una gran ensaladera de sueños.

– Bueno, Neruda, ¿y cómo sumo a mi equipo?
– Nos mandás un mail a  lapoderosaong@hotmail.com, o nos buscás en cualquiera de todos los barrios protagonistas de esta propuesta de fútbol, y de educación. De educación popular.

– Che, gracia’ eh.
– No, gracia a vo’.

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ASI VIVIMOS LA TEMPORADA 2007

1ª jornada
NACIO EL FUTBOL POPULAR

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Nervios por ahí, nervios por acá, nervios por todos lados. No era para menos. Después de tanto esperar, de tanto luchar y de tanto sentir, entró a la sala de parto el Fútbol Popular, para su primera prueba de fuego, de fueguitos.
La ansiedad de los casi 200 jugadoras y jugadores, se mezclaba en el aire con la adrenalina de los vecinos de una cooperativa, que por primera vez darían una charla de pasta base para chicos. Faltaban dos horas todavía para arrancar la primera jornada, pero los voluntarios empezaron a caer, bien tempranito, cerca de las 8.30 del sábado.
Madres inflando globos, militantes colgando banderas, vecinos organizando la comida y un congreso de cumpas estaban listo para emprender un nuevo viaje, hacia el horizonte de siempre.
No faltó compromiso, en el debut. Llegaron los equipos de Once, Zavaleta, Floresta, San Telmo, Barracas, Armadero, San Blas… Y desde las 10.30, con unas preciosas remeras preparadas como sorpresa por algunos compañeros, se empezaron a jugar los partidos de las cuatro categorías, tal como estaba pactado, Peques, Mafalda, Paturuzito y Clemente, en las cuatro canchas asignadas. En la quinta, al mismo tiempo, empezaba a pintarse el mural colectivo, mientras algunos esperaban su turno jugando el fútbol tenis en la canchita de recreación, y otros tantos participaban de las rondas en los salones cerrados, para hablar de cómo golear al paco y de cómo cuidarnos del SIDA.
Corría la pelota en todas las canchas y la experiencia de las primeras mediaciones, sin puntos como premio a los valores, fueron enriquecedoras. Se eligieron las reglas, se respetaron, se discutieron y, una vez más, no hizo falta referí. Entonces sí, ¡llegó la hora de comer!
Silennncio en todas las canchas. Sentaditos algunos, parados otros, charlando la mayoría, se fueron las viandas que se consiguieron para todos los pibes, con el esfuerzo comunitario. Y el momento de paz sirvió para el cruce de miradas entre todos los que venían soñando esta utopía…. Compañeros de diferentes barrios, de diferentes historias, de diferentes organizaciones, unidos ahí. Y también, La Poderosa, más unida que nunca, participando de este sueño colectivo y defendiendo una vez más que la única lucha que se pierde es la que se abandona.
Segundos después, ese mismo silencio sirvió para cruzar miradas con las decenas de voluntarios que se acercaron, incluso de otros países, para sumarse a este movimiento. Venía empujando un lagrimón, pero no había tiempo. El propósito era que todos los chicos, de todos los barrios y de todas las categorías, jugaran al menos dos partidos, y pudieran disfrutar de las demás actividades artísticas.
Con la panza llena entonces, llegó la tarde, y la hora de retomar el fixture. Pero también llegó el teatro. Un grupo de compañeros improvisadores se animaron a volar al aire libre, mientras varios títeres conversaban en un salón y una obra de teatro nacía en otro, en paralelo al fútbol. Siempre, desde la educación popular.
Los voluntarios, las pibas y los pibes que hicieron posible la fiesta deportiva y cultural empezaron a despedirse a media tarde, cuando los micros tocaban bocina y la bolsa de nervios acumulados empezaba a chorrearse por la espalda. Fue entonces que terminó la jornada histórica, la primera del largo camino a la utopía que recorrerá eternamente el Fútbol Popular.

2ª jornada
EL FUTBOL POPULAR PUSO SEGUNDA

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Ya había pasado el debut, y por suerte la mochila de nervios del debut, pero la enorme fiesta de presentación del Fútbol Popular, el 14 de julio último, obligaba a redoblar los esfuerzos entre todos para el segundo encuentro del año, que llegó el 25 de agosto. Ya sumados los equipos del Oeste, Retiro y Bajo Flores, a Once, Floresta, San Telmo, Zavaleta, San Blas y Barracas, creció la banda que pelea por esta utopía y entonces llegó la mochila de nervios de la segunda jornada.
A inflar globos otra vez. Luego de reflexionar todos juntos sobre la primera jornada, en las reuniones de los miércoles, se decidió abordar la problemática de la discriminación, mediante un taller de teatro en esta oportunidad. Y también se convocó a una agrupación universitaria para que hubiera ronda sobre “nuestros derechos”, frente al uso y abuso del poder policial.
Otra vez, la historia comenzó bien temprano, y con un desafío mayor: que todos jugaran 3 partidos. Así fue, pero el cansancio no sólo llegó de tanto patear pelotas… En la cancha de recreación, un grupo de cumpas brasileños coordinó un espacio de capoheira, que hizo sonreír a los chicos y transpirar a los grandes, mientras varios pinceles le daban color a la primera bandera del fútbol popular. Una bandera enorme, en la que entramos todos.
A la hora de comer, esta vez nos juntamos tooodos en la misma canchita. Cada equipo con su bolsa, se encargó de no ensuciar demasiado, para que pronto pudieran iniciarse los partidos del turno tarde. Con caras nuevas y conocidas, los casi 200 jugadoras y jugadores, de las categorías Peques, Mafalda, Paturuzito y Clemente ofrecieron partidos parejos y finales emotivos, en partidos casi tan ricos, como las reflexiones que se fueron intercalando.
Cerca de las 16, llegó la hora del cierre. Lindo final. Fuertes abrazos. Y hasta la tercera mochila de nervios, que comenzará a cargarse el miércoles próximo y se vaciará en la primavera… Porque sí, cortaron flores e intentan tapar el sol, pero la primavera llega igual. No tengan dudas.

3ª jornada
Y SE FUE LA TERCERA

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Con dos estaciones ya superadas, la tercera parada del colectivo que transporta al Fútbol Popular apareció con viejas ideas reforzadas y nuevos desafíos a la vista. No de golpe, claro. Las reuniones que nos encuentran cada semana, para aprender, conocernos, compartir y crecer, facilitaron una planificación más piola para esta tercera fiesta de los barrios, siempre diversa de cultura y costumbres, y otra vez, inolvidable.
La visita de la comunidad Qom, conocida también como toba, no sólo nos descubrió el mundo de las artesanías con arcilla y barro, sino que también nos empapó de la sabiduría de nuestros pueblos originarios. El reconocimiento de los chicos quedó expuesto en el respetuoso silencio ante la voz del cacique y la encendida sonrisa al terminar el taller con sus piezas de arcilla en las manos. La grandeza de los tobas, quedó expuesta en la palabra de Omar: “Lo que están haciendo es algo muy lindo, de lo que hay muy poco, y casi no existe. Porque a nosotros nos contaron que el mundo está lleno de bibliotecas y eso nos parece muy bien. Lo que no entendemos, es para qué sirven si no se camina la realidad”.
Intentando caminarla con alegría, las carcajadas le hacían la música de fondo a una obra de teatro para los Peques en otro salón, poco después de las dos funciones de magia que dejaron boquiabiertas a las categorías Paturuzito y Clemente.
Entre la cultura y la recreación, más de 150 chicos, de 6 a 18 años, disfrutaron de tres partidos en el día, el último 22 de septiembre, desde las 10 de la mañana, hasta las 4 de la tarde, con amigos, vecinos, laburantes voluntarios y compañeros de otros barrios. Ya consolidadas algunas organizaciones en el camino del Fútbol Popular, las 4 canchas de fútbol volvieron a ser escenarios de nuestras actitudes, para conocerlas primero y para reflexionar después, todos juntos.

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Fricciones y roces, propios del fútbol, poco importan minutos más tarde en un buen almuerzo que nos reúne en una ronda gigante, porque los diferentes equipos somos compañeros en el fútbol tenis que se juega en la cancha 5 y a la hora de pintar una bandera, o al momento de hacer valer nuestro derecho a reírnos, en un espectáculo que chorrea alegría y cultura.
Al final de la jornada, los barrios participantes se pudieron llevar sus trapos del Fútbol Popular, artesanías del arte que envuelve al deporte y que seguramente decorará en octubre la cuarta estación de este colectivo público, que avanza y avanza con su máquina integradora, siempre guardando algún asiento de más, y siempre reacio a la puerta de atrás. Vamos hasta la utopía, ¿venís?

4ª jornada
DOS MANOS CON GUANTES, PARA LA CONSTRUCCION

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De bizcochos, mate cocido y ronda de amigos, arrancaba la cuarta jornada de Fútbol Popular. Corrían de mano en mano los cronogramas del día, que preveían varios encuentros con pelota de por medio, junto a alguna obra de títeres y viajes de aventura a bordo de la narración, desde el ritmo agotador de los malabares hasta el taller de ‘globología’, para inflar sueños que no se pinchen. Pero antes de todo eso, había algo más, una visita más que no anunciaba el programa.
Cuando el desayuno empezaba a acomodarse en la barriga y la adrenalina largaba con su precalentamiento, alguien apareció en San Telmo. Después del reconocimiento de algunos medios al esfuerzo comunitario que le da vida al Fútbol Popular, llegó una nueva palmada de aliento en la espalda del colectivo. “¿Va a venir Goyco?”, preguntó el Coreano, a las 9.30 de la mañana, dejando en evidencia que las palabras introductorias de los entrenadores habían subestimado su olfato deductivo. Que “Sergio Goycochea atajó en un Mundial”, “es amigo de Diego” y “fue el mejor en los penales”, sólo eran comentarios en el desayuno de todos, pero el Coreano ya estaba ansioso. Sentado solo, en un cantero, esperaba la llegada que, para él, era un hecho. “Díganme, a dónde lo tienen”, exigía… Y a las 10.30, ni un minuto más, el “Olé, olé, olé, Goyco, Goyco”, de casi 200 pibes, lo hacía sonreír.
“Lo bueno de esto es encontrarnos, y hacernos amigos, porque el Fútbol Popular nos permite conocer gente con nuestros mismos problemas, para pensar juntos cómo resolverlos y para valorar lo que tenemos”, reflexionó Goyco, ante una ronda bien cerradita, que escuchaba atenta, hasta que se animó a preguntar, como preguntó el Coreano: “Nos falta un arquero, ¿te querés quedar a la jornada?”. La sonrisa del héroe de Italia 90 antepuso la siguiente pregunta, que no apuntaba a descubrir el valor de su pase, ni el nombre de su representante, no. “¿En qué club tuviste los mejores compañeros?”, disparó otra boca, de casi 10 años.

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Y así, siguió la conferencia, que por supuesto no terminó sin pasar por Diego, un símbolo de nuestro país y nuestro fútbol. Según Goyco, “un gran tipo, que alcanzó todo en lo deportivo, y que nos demostró también cuánto mal podemos hacernos a nosotros mismos, si caemos en esas trampas que nos ponen en cada esquina”.
Vinieron después las fotos con todos los equipos, hasta la despedida y la ovación. Y entonces sí, con la panza llena y la sonrisa tatuada, se inició la cuarta jornada de fútbol, de toques, de risas. Partidos para todos, en doble turno, almuerzo, merienda, circo, arte, cuentos, goles y abrazos, hasta las cuatro de la tarde.
Los recuerdos con Goyco serán recuadros en el cierre del año, que empieza a darnos forma para seguir soñando un poco más allá. La reunión semanal de los voluntarios, pilar inalterable de nuestra identidad, junto al sudor barrial de los pibes y los adultos que dejan de ser jugadores, para ser equipos, facilitan cada vez más la integración de nuevos compañeros, desde adentro y desde afuera de las canchas, a la lucha colectiva que transforma y seguirá transformando esta realidad. Que se formen, el paco; la discriminación, la violencia, el miedo, la desesperanza; la alienación, la ceguera, la explotación; el hambre; la pobreza y el individualismo, pero que se formen bien parados, porque este plantel tiene mucho más que once jugadores, y no acepta de ningún modo un estadio con tribuna. En nuestra cancha, jugamos todos. Y jamás bajamos los brazos.

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