Un martes más, en la esquina del campito donde todas las semanas el fútbol popular entrelaza ideas y abrazos, ya no es un martes más. En Diagonal Norte, entre las paredes de una casa compartida, hoy también las madres se ponen la camiseta, no para jugar –por ahora-, pero sí para sumar miradas desde la experiencia y el compromiso.
Del activo grupo de mujeres que planean, aportan y proyectan, nació la iniciativa de generar fondos genuinos del barrio, con rifas que permitan generar un fondo común destinado a solventar las problemáticas comunitarias y los proyectos colectivos.
Pasó un sorteo, y dos también, pero lo importante es que poco a poco va creciendo la participación activa de todos en la organización del grupo vecinal, marcando metas, defendiendo un territorio y construyendo la identidad con la misma autonomía con la que pone las reglas de juego el equipo de fútbol que nació desde los chicos.
Hace un par de meses, las rondas semanales de reflexión para la acción eran hábito exclusivo de los pibes, que jugando a la pelota empezaron a cambiar la realidad. Ahora, las rondas se multiplican, se agrandan, se heredan a contramano, y orgullosas sacan pecho las madres, las vecinas, nuevos pilares de un empuje que es una masa, de masas.
Así también anda en la incubadora, por estos días, el taller de tejido comunitario, que será capacitación y emprendimiento barrial, mientras sigue aumentando su caudal el río de propuestas que marca el norte de la Diagonal, fortaleciendo al sur cada día un poco más.