Desde su nacimiento, y gracias a la participación que lo piensa y lo construye, el Campito de Todos es un espacio que constantemente respira un poderoso aire que llena de vida a este barrio cordobés. Su canchita de Fútbol Popular siempre se alegrará de no poder olvidar jamás las manos y los esfuerzos que le dieron forma y esencia, para hoy poder albergar sueños populares. Sueños que de a poco dejan de serlo gracias al trabajo de quienes quieren lo mejor para Bajo Yapeyú. El mismísimo Campito de Todos alguna vez fue un sueño, y hoy es mucho más que una realidad.
Hay sueños y sueños, y algunos no quieren ser despertados, quieren perdurar. Ésos son los que nos permiten mantenernos siempre en movimiento, mirando y caminando hacia delante. Así es el anhelo de que el “Todos” del nombre del Campito sea cada vez más amplio. Que más y más personas se sientan aludidas por ese llamado para seguir construyendo algo grande, que ya hace rato está en marcha.
Es por todo esto que nos enorgullece contar cada paso que damos en esta dirección. Y el del sábado pasado fue, sin dudas, un paso gigante. La tarde se llenó de chicos y la canchita esperaba ansiosa que la pelota rodara sobre su lomo. Todo estaba listo para comenzar, pero tuvimos el sorpresivo agrado de darnos cuenta que éramos demasiados para jugar todos a la vez en el querido potrero. También las edades variaban ampliamente, y la situación llevó a una ineludible resolución consensuada colectivamente: el nacimiento de una nueva categoría en el Fútbol Popular de Bajo Yapeyú.
Nos dividimos para multiplicar el aprendizaje y sumar miradas. Una de las categorías está compuesta por los chicos de hasta once años; los compañeros de doce en adelante conforman el otro grupo.
Por supuesto, el compañerismo no se hizo esperar y cada categoría respetó el turno de la otra para entrar en la canchita. Había una sensación de gran satisfacción y felicidad inundando el terreno. Son divisiones, pero no hay inferiores porque los goles los hacemos todos juntos. El nuevo gran paso dibujó una enorme sonrisa a la tarde del sábado en Bajo Yapeyú. Ahora “Todos” somos más, y reluce la evidencia de que en el Campito de Todos, hay un sueño popular que se amplía sin cesar.
