La historia escolar disciplinatoria ha impuesto a sucesivas generaciones el festejo del 12 de Octubre como el advenimiento de la Civilización, con la llegada de Cristóbal Colón y sus tres carabelas, cargadas de bondades y riquezas para los impúdicos “indios” recién descubiertos.
A pesar de ser la educación escolar un derecho que debe ser garantizado para nuestra formación, poco y deformado es lo que durante esos años nos relatan acerca de las atrocidades de la imposición cultural y religiosa a través de la coacción física, de la restricción de todo tipo de libertades, o de la expropiación genocida de las tierras, desde aquel 1492 hasta nuestros días, para despojar a los pueblos originarios de todo lo que constituye su identidad.
Los salvajes ambiciosos de nuestros días, aunque mediante métodos distintos, siguen valiéndose de mecanismos igual de abominables para someter a los más oprimidos a sus intereses. Sin dudas, el analfabetismo ha sido otra efectiva arma para excluir a los sectores vulnerables. Por eso, la difusión efectiva de un plan de alfabetización como el Yo, sí puedo es una lucha estrechamente ligada a aquella que sostienen incansablemente nuestros pueblos originarios por recuperar las sagradas tierras de las que fueron desposeídos.
Hasta hace pocos días, Héctor pensaba que el “Día de la Raza” se trataba de algún tipo de reivindicación de los derechos de los animales. Enorme fue la indignación de este vecino de Zavaleta, muy próximo a egresarse del Yo, sí puedo, al enterarse del primitivo propósito de esta celebración.
El Che dijo alguna vez “Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”. En pleno proceso de lucha contra las injusticias cometidas contra él mismo y también contra sus vecinos, Héctor fue capaz de sentir las injusticias de las que son víctimas quienes habitaban originariamente nuestro suelo, y muchas de las primeras palabras escritas que surgieron de su mano hicieron carne esta identificación. Aquí están:
12 de octubre de 2009
Para mí festejar el día de la raza por la matanza de indios es injusto. Porque ellos hicieron el continente. Porque todos ellos trabajaban pensando de corazón sólo con sus manos. Porque ellos son los verdaderos dueños de las tierras. Y ahora por abandonarlos estamos destruyendo el medio ambiente.
