Ahí estaban. Se veían amenazantes las nubes, bien grises, empapadas de lluvia a punto de caer. Ahí también estábamos, para empujarlas para otro lado, una vez más, y aclararle al tiempo que el poder popular tiene más fuerzas que lo que muchos piensan.
Así, en un soplido, le dimos paso al sol con la potencia de cientos de pulmones que respiran Liga Barrial de Fútbol Popular, esos mismos que por la tarde, en el taller de barriletes, ayudaron a ponerle color al cielo de la cuarta jornada.
Tempranito, la ronda bien grande en la cancha de Juveniles no se hizo esperar y con una charla gigante, de compromiso, de voluntad de cambio y de ejemplo para los más chiquitos, los pibes de Retiro y Zavaleta volvieron a demostrar que mirándonos a los ojos, con convicción, autocrítica, respeto y reflexión, ninguna diferencia es obstáculo para ponernos de acuerdo, aunque a veces sea incómodo hacerlo. Después siguieron demostrando con los pies, e hicieron golazos en los dos arcos, toques, gambetas y faltaron las faltas. No hubo ni una en todo el partido, consecuencia de que siempre hay ronda antes de rodar.
La redonda siguió picando e inflando redes en todas las canchas, también en el espacio de fútbol playa… Ah, ¿no? Varios quedamos sorprendidos al ver una pelota aplastada que no estaba pinchada. Era ovalada y giraba por fuera de la arena tapada por agua. Los pibes y pibas de los distintos barrios no opusieron resistencia ante la bocha alargada y se armó una linda tocata, en la que para recuperar la pelota había que tocar de la cintura para abajo al que la llevaba, que desbordaba risas, ganas, solidaridad, compañerismo y todo el espíritu de equipo que pregona el rugby.
La recreación volvió a estar presente como en cada jornada, con pelotas de tenis gigantes picando para todos lados, juegos y corridas por doquier que dejaron a más de un pibe exhausto tirado en el pasto de cara al sol. Entre tanto deporte y diversión, unos fideos y ensalada de calidad olímpica nos llenaron la panza y nos recargaron las pilas para continuar a fondo con esta jornada en la que el calor empezaba a hacer que nos brillaran las frentes.
El taller de comunicación estuvo más comunicativo y expresivo que nunca. En pleno debate por una nueva Ley de Radiodifusión más plural y democrática, los distintos barrios tomamos la palabra y nos entrevistamos unos a otros. Charlamos y opinamos libremente de las diferentes problemáticas con las que convivimos día a día, de la discriminación que sufrimos gracias informes nefastos y tendenciosos que pasan en la televisión, de por qué nos afecta tanto toda esa mierda que se tira contra nosotros. La conclusión fue unánime: no tenemos lugar en los grandes canales, radios ni diarios, ni tampoco los medios propios que harían falta para transmitir todo lo lindo que se genera en nuestros barrios. Los más chiquitos dibujamos con tinta sueño cómo nos gustaría que hablaran de nosotros, cómo nos gustaría hablar de nosotros, qué cosas nos gustaría que se vieran y escucharan en la tele y la radio. Los más grandes analizamos en grupo distintas notas de los diarios que estigmatizan a los lugares donde vivimos y, otra vez , sentimos la necesidad de hablar y ser escuchados para que no nos sigan pasando por arriba los que siempre nos hunden con el único fin de defender su libertad de empresa, que suena parecida pero es distinta que la libertad de prensa, porque aquélla agiganta billeteras a costa de sepultar nuestros sueños de un futuro más digno y justo.
Por suerte, estos encuentros barriales nos encuentran discutiendo lo que nos pasa. Desde el trabajo en equipo. Desde la unión y la organización anónima y voluntaria. Desde los sueños. Desde la utopía que nos guía y nos hace caminar, pateando.