3 noviembre, 2009
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Cada día más grandes

Cooperativa Fútbol Poderoso.Cuántas fotos atrás de esa foto, cuántos días atrás de ese día y cuántas rondas atrás de esa ronda. Aquel pibe que lleva la pelota y se presenta como mediador en una de las canchas, está jugando en equipo con ese otro, que se proyecta pegando los fixtures en la pared. Tiki tiki por ahí y tiki tiki por allá, cuando otro recoge los mails para mantener la comunicación con todos los equipos, mientras uno más dice que los vestuarios son por allá. Tiki Tiki, de los pibes grandes de Zavaleta, que son unos pibes, pero que son unos grandes. Porque frente a todo eso que, según dicen, no se puede; ahí andan, pudiendo. Descargue y avance, toque y vaya, para abrazarse con la Cooperativa del Fútbol Poderoso, que debutó oficialmente el último domingo, con un campeonato relámpago de lujo, que tuvo 16 equipos, fútbol mixto, trofeos y aplausos, por la iniciativa de Robín, Seba, Nico, Franco y el Chino; cinco adolescentes de Zavaleta que mamaron desde la cuna el fútbol popular y que ahora salen a la cancha como organizadores, para ganarse un mango, respaldando el fortalecimiento del barrio con un Fondo Común del Poder Popular y demostrando que sí, que sí se puede.

Prohibido pastores alemanes.Ahí están, los pibes, co-operando. Con la misma convicción que un día le dijeron “no” a las marquesinas publicitarias como gerenciadoras del trabajo comunitario; desde la amistad que supieron fortalecer; por la dignidad del trabajo en equipo y sin explotación; para seguir soñando imposibles, como alguna vez lo fue juntar plata para conocer el mar o juntar locura para conocer la nieve; ante la catarata de miserias que han dicho de nuestro barrio los mercaderes televisivos; y sobre la historia de un colectivo que viene creciendo a fuerza de poder popular; ahí están, como nunca, como siempre, los pibes de Zavaleta, inaugurando oficialmente la actividad de la Cooperativa del Fútbol Poderoso, con su primer torneo relámpago, y un éxito absoluto.
No hará falta pasar lista de cuántas reuniones, de cuánto compromiso, de cuánto trabajo, de cuánta utopía. No hará falta porque el laburo de tantos años estará a la vista, ahí, en cada torneo de fútbol popular, donde la organización de la base y la solidaridad entre vecinos se abracen en la postal del mejor gol que hemos hecho entre todos. Tal vez por eso, de una fuente confiable que prefirió preservar su identidad se desprendió el trascendido de que “Documentos América le habría impostado a Facundo Pastor la orden de gestionar los derechos televisivos del Fútbol Poderoso, de modo tal de garantizar el cerrojo informativo respecto de cuanta cosa linda florezca en Zavaleta”. Pero otro vocero anónimo, presunto testigo en la gestación de las negociaciones, aseguró que “un gerente de América, con dos dedos de frente, considerado una anomalía en el canal, habría anulado la operación de antemano porque, según un sondeo, los pibes del barrio no venderían los derechos ‘ni en pedo’ y porque, además, Facundo Pastor no tiene ‘ni la más puta idea’ de dónde queda Zavaleta”.

CRÓNICA DE UNA FINAL ANUNCIADA

Fútbol Poderoso.Dilucidado el conflicto por los derechos televisivos, quedó el terreno allanado para la cobertura y el sensato análisis periodístico de verdaderos cronistas especializados, dispuestos a narrar las emociones crudas absorbidas de un evento deportivo que quedará por siempre en los anales de la historia futbolística del Río de la Plata, puesto que abrió sus puertas al jogo bonito de algún equipo. Y simplemente al jogo, de la enorme mayoría restante.
Valga este reporte gráfico, amigos aficionados del deporte, para padecer también en carne propia la amansadora de la prensa amarilla que sin piedad sacude cada fin de semana a los ejecutores del fútbol profesional, con el aval de la euforia tribunera y la presunta potestad evaluatoria, que extirpa de la conciencia del hincha su capacidad de aceptar las equivocaciones del otro con esa notable tolerancia innata con la que ha de asmilar sus propias limitaciones. Tal vez haya que detenerse allí precisamente, en la subjetiva categoría de algunos equipos participantes, para denostar la única crítica ácida y despiadada que le puede caber a la fiesta del último domingo, que consagró con justicia al mejor equipo del torneo. Del campeón, no hay más que agregar. Las sospechas regadas en las inmediaciones del estadio respecto de “si estos pibes no serán un experimento con robots indemnes al error y al sufrimiento”, quedaron descartadas al vislumbrarse, entre ellos, una camiseta de Racing Club. Humana y futbolísticamente, no se podía esperar más del conglomerado de players que arrasó a cuanto rival tuvo por delante. Inapelable. Salud, campeón.
Por los demás, que seguramente han de estar leyendo estas líneas esperando una catarata de rosas infundadas, se omitirá opinión explícita a riesgo de herir susceptibilidades o alterar de algún modo la realidad objetiva de lo estrictamente acontecido. A excepción del flamante campeón, el mencionado equipo conformado por jóvenes atletas profesionales a control remoto, irrespetuosos en todo lo que concierne a brechas generacionales y velocidades máximas, el resto de las plantillas dejó más bien un fuerte olor a queso.

Fútbol mixto.Pero hubo, cuándo no, la excepción a la regla, el equipo sensación del campeonato: “Camilo”; una dinastía vegetariana multigeneracional, no bautizada en honor a Cienfuegos, sino a un perro de la familia que en teoría representaba la condición canina del team. Falsa modestia. Lo cierto es que el conjunto de estirpe mantecosa conquistó al público ajeno, que no conforme con arrojar papelitos, optó llamativamente por una lluvia de hojas. Y así se destapó su racimo de defensores, con la frescura de la lechuga, para meter huevo, pimienta y ¡salllllll…imos! Alternando un estratégico esquema 5-0-0-0, con un mucho más ofensivo 1-4-0-0, el equipo verde maduró y persiguió la zanahoria hasta las semifinales, con la vanguardia de “un 9 retrasado”, que los más sarcásticos dieron en llamar “un 6 adelantado”. Y aunque los exitistas, sobre la derrota, arrojasen tomates o gritaran cebollitas, no se mandó cualquier verdura: el campeón moral se llevó la ensaladera de plata.
Mucho más atrás quedaron las desmesuradas ambiciones de Los Leones, que truncamente apostaron al éxito resultadista, sobre los cimientos irreales de una centreforward con menos luces que Palermo, viejo. Ojo: miente quien asevere que «ni Pincha, ni corta», pero verdaderamente no estuvo a la altura de las circunstancias. Tal es así que, inflado por demás en los anuncios mediáticos, el único equipo bilardista de la partida vio esfumarse sus ilusiones cuando su jugadora estrella malversó un chutazo bajo la meta, defraudando así a la juventud veronista que esperaba ansiosa en la plaza un gol agónico, de palomita.
Por el contrario, el equipo del Oeste cumplió con todas las expectativas que recaían sobre sus espaldas, puesto que sobre sus espaldas no recaía absolutamente ninguna expectativa. “Nuestro nombre surgió cuando, viajando en el furgón del Sarmiento, analizamos nuestras posibilidades y nos dijimos: ‘El peor equipo del campeonato será éste, Oeste’”, reconoció una de sus figuras, que tras la previsible eliminación también confesó: “La verdad: yo nunca había jugado un deporte”. No obstante, a decir de un espectador neutro, “el 7 a 1 que les dio la bienvenida y la despedida del torneo ha sido un score mentiroso, que de ningún modo refleja el match vibrante que nos ha ofrecido este verdadero ejército de pies malabaristas”.

Fútbol Popular.Claro que no todo fue algarabía, en la lluviosa mañana de Boedo. El equipo de la gente, rotulado sabiamente como “Zavaleta Menottista”, cayó en las garras del infortunio, engrosando así la lista de héroes sin corona, que ya conformaban Holanda del 74, Argentinos del 85 y Huracán del 2009. Frente a la ilusión de adultos y niños, agrupados en caravanas multitudinarias de entusiasmo lírico, para ver brillar a los Grobetrotters del balompié, surgió de las tinieblas el sospechado equipo “AnónimoOoh”, que con altas dosis de azar consiguió equiparar el tanteador 1-1, 2-2, 3-3 y 4-4, hasta llevar la tensión al máximo de lo soportable: injustos disparos desde los doce pasos. Fue allí donde una caracterizada hincha de Los Leones le acercó un bidón a la joven promesa de Zavaleta Menottista que, producto de un repentino mareo, erró el segundo shot, para desconsuelo de todos los románticos. A continuación, en una atmósfera deprimida de silencio catedrático y desolación generalizada, el torneo prosiguió, “apenas porque el show debe continuar”, explicó, decepcionado, uno de los organizadores.
Y entonces, agazapado, como un zorro paparazzi, ante la derrota precipitada del gran candidato, surgió la siniestra figura del turbio capitán que tendría el, a la postre, subcampeón. Tras ver frustrada su discreta participación en un equipo crucificado como Jesús, que resultó ser pura guitarreada, Bolatti, hábil y discreto manager de “El equipo de Bolatti”, hizo leña del árbol caído y, en pos de revivir la llama apagada por el bidón bilardista, contrató en las penumbras a la dupla infanto-juvenil de Zavaleta Menottista, que forzosamente envuelta en otra camiseta retomó las pistas, hasta llegar a la final, tal como el destino lo había contemplado: “Tomamos el ejemplo de nuestros referentes y es a ellos, que les debemos todo”, declararon, emocionados, a la hora de recibir sus trofeos, en el segundo peldaño del podio.
Al costado del pujante camino a la final, quedó también la fantasía de “La Naranja Mecánica con Tate”; contate otro, que la visita fue de médico y la naranja se exprimió en un adiós repentino, como el de Michel, Jackson. A su vez, se develó el pesimismo anticipado de Niupi, que efectivamente ni Yupi, ni Huija. A lo sumo, Ufa, por la misma suerte que corrieron Los Tordos, dignos exponentes de un fútbol en terapia intensiva. Corto motor para ese equipo, y para el que se suponía Eterno, y para eze otro, y para casi todos los que se animaron a competir con viejas carrocerías, ante el motor desubicado de la máquina triunfante, que goleó en la final y zequitó de encima la presión del debut, para guardarse en la historia como el Primer Campeón del Fútbol Poderoso.

Fútbol Poderoso.Aplausos, aplausos y aplausos, al final de cada ronda, al cierre de cada partido, al adiós de los nervios. Al margen de anécdotas, recuerdos, emociones, y alguna injusticia deportiva, por qué no; la sensación que reinó al unísono en cada uno de los equipos y jugadores del primer campeonato relámpago organizado por los pibes de Zavaleta fue la alegría de haber dado otro golpe colectivo, para demostrar que la realidad no es una cosa dada. Ese fútbol, el fútbol sólo para hombres, con árbitros, con violencia, con dramatismo, con explotación y con prensa amarilla, es apenas una opción. Jugar a la pelota y construir colectivamente nuestras propias fuentes de empleo, con una sonrisa y recuperando lo mejor de nuestra cultura popular, es nuestra opción.
Con nuevos equipos, más partidos y exquisitas comidas preparadas por la Cooperativa de Alimentos Poderosos, conformada por madres del barrio, nos espera el próximo 22 de noviembre el segundo torneo del Fútbol Poderoso. Si te perdiste el primero, si querés patear el tablero de la desesperanza congelada o si te parece que el fútbol no es sólo ese producto que el negocio comercializa, ahí te esperamos y acá te esperamos, para transformar la realidad, mientras seguimos regando el poder popular, fortaleciendo al barrio con las reglas que elegimos y riéndonos como siempre de la cobertura periodística, infranqueablemente imparcial, de los honorables especialistas.

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