Cuando África se convierte hoy en un balón y entra en la historia como la capital del deporte mundial, al hospedar el Campeonato Mundial de Fútbol en la Sudáfrica sin Apartheid, la de Nelson Mandela, entonces los cubanos, que no hemos tenido las dotes futbolísticas para enrolarnos en ese campo de batalla, recordamos el gol que hizo posible que este viernes comience en la nación más austral del llamado continente negro, el evento más seguido del planeta.
Justo en este 2010 la historia nos hace memorizar. El apoyo de nuestro país a los movimientos revolucionarios de África negra, que vivían momentos de creciente auge, había comenzado desde 1965, hace ya 45 años, cuando el Che Guevara avizoró la necesidad de brindar su aporte solidario e impedir la recolonización de Zaire y contribuir a la lucha armada de los pueblos de las colonias portuguesas.
En 1975, por primera vez, en Angola, la sangre de cubanos y angolanos se unió para abonar la libertad de aquella sufrida tierra: ocho instructores cubanos perdieron la vida al enfrentarse valientemente junto a sus bisoños alumnos del Centro de Instrucción Revolucionaria de Benguela, al ejército racista, hace en este 2010, treinta y cinco años.
También a la distancia de siete lustros y tras ese hecho, se iniciaba lo que dio en llamarse Operación Carlota, que al decir de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro fue el «nombre en clave de la más justa, prolongada, masiva y exitosa campaña militar internacionalista de nuestro país. Nunca un país del Tercer Mundo había actuado en apoyo de otro pueblo en un conflicto militar más allá de su vecindad geográfica».
Treinta y cinco años nos separan también de la caída en combate, el 10 de diciembre, de quien fuera Jefe de las tropas cubanas en Angola, el Comandante Raúl Díaz Argüelles.
Fidel nos decía el 2 de diciembre de 2005, al conmemorarse los 30 años de la Operación Carlota y el 49 aniversario de la llegada del yate Granma y Día de las FAR: «Cuba cumplió con lo que dijera el insigne líder del anticolonialismo Amílcar Cabral: ‘Los combatientes cubanos están dispuestos a sacrificar sus vidas por la liberación de nuestros países, y a cambio de esa ayuda a nuestra libertad y al progreso de nuestra población lo único que se llevarán de nosotros son los combatientes que cayeron luchando por la libertad’».
Quién mejor que Nelson Mandela, indiscutible líder del Congreso Nacional Africano, de quien Fidel expresó: «si se quiere tener un ejemplo de un hombre inconmoviblemente firme, valiente, heroico, sereno, inteligente, capaz, ese ejemplo y ese hombre es Mandela». El 26 de julio de 1991 el destacado luchador africano le dijo al pueblo cubano, en la ciudad de Matanzas:
El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África… Su invariable compromiso con la erradicación sistemática del racismo no tiene paralelo… ¿Qué otro país puede mostrar una historia de mayor desinterés que la que ha exhibido Cuba en sus relaciones con África?… Nosotros en África estamos acostumbrados a ser víctimas de otros países que quieren desgajar nuestro territorio o subvertir nuestra soberanía. En la historia de África no existe otro caso de un pueblo que se haya alzado en defensa de uno de nosotros.
Y añadía Mandela: La presencia de ustedes y el refuerzo enviado para la batalla de Cuito Cuanavale tienen una importancia verdaderamente histórica… ¡La aplastante derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale constituyó una victoria para toda África!… ¡Esa contundente derrota del ejército racista en Cuito Cuanavale dio la posibilidad a Angola de disfrutar de la paz y consolidar su propia soberanía!… ¡La derrota del ejército racista le permitió al pueblo combatiente de Namibia alcanzar finalmente su independencia!… ¡La derrota del ejército del apartheid sirvió de inspiración al pueblo combatiente de Sudáfrica!… ¡Sin la derrota infligida en Cuito Cuanavale nuestras organizaciones no hubieran sido legalizadas!… ¡Cuito Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación del África austral!… ¡Cuito Cuanavale marca un viraje en la lucha por librar al continente y a nuestro país del azote del apartheid!
África no tendría un mundial de fútbol y seguiría separada de toda organización deportiva internacional si no se hubiera acabado con tan repudiable política.
Por eso, nos sentimos parte de la alegría que brinda la fiesta sudafricana, porque con toda humildad, cuando disfrutemos de cada uno de los 64 partidos del Mundial sentiremos satisfacción de saber que por allí andará el gran gol de Cuba.
Tomado de Granma, 9 de junio de 2010.