29 agosto, 2010
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¿Por qué vos?

Luisito te amamos.

Zavaleta tiene una herida en el pecho. Y demasiados disparos por la espalda, mancillada 40 años por las balas mediáticas de la estigmatización que mata. Apuntado el barrio como amorfa incubadora mecánica de violencia y pasta base, los informes deformes de la televisión no sólo vomitan vecinos desocupados y pibes discriminados. Riegan también bronca e impotencia, vistiendo de peligrosos a los chicos en peligro. Y abren así el horizonte de la delincuencia, como canal de fuga, para esa condena social que censura la igualdad y cercena el derecho a la vida, talando de raíz el futuro y la autoestima.

Luisito vivía en este mundo, en este tiempo. Y podía haber robado zapatillas, hipnotizado por alguna publicidad. “Pero no buscaba plata”. Según pericias comunitarias, Luisito salió a robar una identidad, un ratito de poder, un poquito de visibilidad. Salió a matar la indiferencia: nada más. Dicen todos en el barrio, todos, que no funcionaba el arma. “Por eso la llevó”. Y lo dicen bajito, porque los patrulleros giran como nunca antes desde que una policía lo asesinó. Saben todos en el barrio, todos, que era buen amigo. Tanto que su equipo de fútbol le otorgó el “premio a la bondad”, hace tres años, en un fogón. Más de 300 vecinos lo despidieron. Y el jueves consensuaron construir un polideportivo a su nombre, además de establecer el seguimiento de la causa como prioridad de la asamblea semanal, hasta que haya justicia.

Los medios oyen, otra vez, una sola campana. Siempre cordiales, las cámaras irrumpen en las arterias sangrantes o desangradas del barrio, no para cubrir la muerte de Leila, atropellada a los 7 años por un conductor que aceleró desesperado al hallarse en “la temible Zavaleta”, sino para regodearse en el show de la miseria, entre los desechos humanos del paco. ¿Es noticia que flote mierda sobre la exclusión? Por si acaso, el noticiero la filma, pero la vorágine le impide hurgar en las cloacas. ¿Por qué Luisito salió a robar? ¿Por qué no tienen prensa esos trabajadores que copan las tiras cada amanecer? ¿Y esos pibes que madrugan sin desayuno para ir a estudiar? Las puertas están abiertas y los brazos también. Pero eso, parece, no mide bien.

Hace un año, los vecinos coparon América TV, para repudiar a Facundo Pastor, que hostigó al barrio con escenas de ficción. Y ahora reaparece el gatillo fácil del periodismo voraz, para dictar sentencia, sin escuchar. Al menos una vez, quizá valga la pena preguntarse por qué. Tan sólo eso están pidiendo los vecinos de Zavaleta, por la muerte de Luisito y por la vida de todos sus amigos.

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