<Por Kathy> *

En el tablero, todas las piezas son importantes. Nunca se puede ganar una partida con una sola. Cada una cumple una función diferente, pero todas tienen un objetivo común. Lo mismo pasa en nuestro barrio. Así, surgió en Fátima el flamante taller de ajedrez que, como todos los espacios de La Poderosa, nació desde una asamblea barrial. Un vecino que tiene conocimientos sobre este deporte trajo la propuesta y, todos juntos, nos comprometimos a empujarla para llevarla adelante.

Este antiguo juego le aporta a quien lo practica una buena posibilidad de desarrollar su capacidad de pensar. Pero además, en el marco del taller, no solamente se ejercita el pensamiento en sí mismo, sino también con los demás. En estos primeros encuentros, se permite consultar con el compañero “rival” qué pieza conviene mover, y volver atrás si alguno se equivoca. Los chicos que ya saben jugar, mientras siguen mejorando y aprendiendo, ayudan a los que recién empiezan. Y nadie se preocupa sólo por ganar, porque más que nada la idea es divertirse. Así surgen las primeras reflexiones, y pensamos si los videojuegos, la televisión y otras cosas que siempre nos vendieron como divertidas, no serán una farsa al lado de la posibilidad de encuentro que ahora tenemos en las tardes de sábado.

En el tablero, todas las piezas son importantes. Nunca se puede ganar una partida con una sola. Cada una cumple una función diferente, pero todas tienen un objetivo común. Lo mismo pasa en nuestro barrio. Así, también, hace unos meses ya habíamos conseguido convertir un descampado en nuestra canchita. Y sólo pudieron nacer estos espacios porque trabajamos todos juntos, como en el ajedrez.

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