1 abril, 2013
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¡Fuerza, Hebe!

Ahora que tenemos internada a nuestra vieja, ahora que estamos ansiosos por abrazarla y ahora que no vamos a discutir con ninguno de los cerebros abollados que asocie este amor a cualquier especulación, vamos a contarles una historia que nos marcó como organización. No bien salió el primer número de La Garganta, con la tapa de Román, la Policía Bonaerense nos quiso decomisar los 3 mil ejemplares, en la peatonal de Villa Gesell, donde muchos de nuestros pibes aprovechaban el lanzamiento de la revista para conocer el mar. “Son todos zurdos”, avisó un efectivo, desde la camioneta donde nos llevaban detenidos, después de apalearnos frente a los más chiquitos. Y nos sentimos impotentes, como pocas veces. Pero una vez adentro del calabozo, dos personas nos hicieron sentir a salvo, garantizando al instante nuestra seguridad: Adolfo Pérez Esquivel y Hebe de Bonafini. Dos días después, de regreso en Zavaleta, las Madres anunciaron que visitarían a La Poderosa, para que todos los medios vinieran tras ellas, a cubrir la noticia. Así fue. Y acto seguido, se destituyó al Jefe del operativo. Por aquellos días, ya lidiábamos con la difamación mediática, que trataba de ubicarnos en los únicos casilleros que aceptan los grupos económicos: amigos de ellos o subordinados de otros. Asimismo, lo demostraron recientemente, cuando nos llamaron Ultra K, por escrachar a Herrera de Noble. Y Anti-K, por escrachar a Gerardo Martínez, en la misma manifestación. Sabíamos, aquel día, que la visita de Hebe, por su conocido posicionamiento partidario en la coyuntura actual, implicaría una irreal etiqueta sobre nuestro colectivo, pero decidimos entonces que tal mensaje difuso, tergiversando la conformación pluralista y popular de esta plataforma villera sin marco partidario, no podía ser un condicionamiento para nuestra verdad. “Las Madres son las Madres y, al que no le gusta, que la chupe”, reflexionamos, solemnemente. Porque con o sin diferencias, con o sin acuerdos, con o sin razón, Hebe era, es y será un prócer de nuestro pueblo. Pero lo mejor, vino después. Custodiada por las cámaras de Canal 7, Telesur y Crónica, caminó la tira Che Guevara, entró a la redacción sin los medios, cerró la puerta y nos dijo: “Traje dos banderas, una con el pañuelo y otra con la cara de Néstor, pero como no conocía la agrupación no las abrí delante de las cámaras”. Desde entonces, ya no hubo que explicarles a los más chiquitos por qué las Madres son las madres de todos. Nadie nunca nos cuidó, nos amó y nos respetó tanto…

¡AGUANTE HEBE, CARAJO!

Toda tu fuerza viene de abajo.

¡Fuerza, Hebe!

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