¿Y si marchamos hasta la Jefatura de Policía, para que nos digan dónde tienen guardados a los torturadores de Luciano? No, “van a decir que bardeamos y les van a dar más presupuesto”.
¿Y si gritamos frente al Municipio de La Matanza, para que nos detalle cuánto se movió para encontrarlo? No, “van a decir que protegemos a Scioli”.
¿Y si marchamos hasta la Casa de Gobierno, para que el gobernador argumente las razones para haber ninguneado a sus familiares? No, “van a decir que protegemos a Cristina”.
¿Y si gritamos frente a la Casa Rosada, para que la presidenta rompa su inaceptable silencio frente al caso? No, “van a decir que le hacemos el juego a la derecha”.
¿Y si marchamos frente al Palacio de Justicia, para que esa casta superior nos diga hasta cuándo nos tomará por boludos? No, “van a decir que todo es rosca politiquera”.
¿Y si gritamos frente a los medios que invisibilizaron el caso y presentaron un “ajuste de cuentas”, en sintonía con la cana? No, “van a decir que atacamos a la prensa libre”.
¿Y si marchamos frente a los funcionarios de Derechos Humanos que jamás se comprometieron con la causa? No, “van a decir que no tenemos memoria”.
¿Y si gritamos frente al Ministerio de Salud de la Ciudad, para que nos digan cuánto vale la vida de un pobre? No, “van a decir que vivía en Provincia”.
¿Y si nos quedamos quietos y callados, para que la noticia se diluya como si no hubiera un crimen de lesa humildad? Dale, “nadie nos dirá nada y a lo sumo seguirán secuestrando, torturando o matando adolescentes, por negarse a robar para la Policía”.
Digan lo que se les cante el orto, pero nosotros exigimos que todos ésos nos digan qué carajo pasó con Luciano Arruga.