En Chilecito se mueven las montañas por los constantes temblores, pero también se mueven por el andar de su gente. Por el andar de los pueblos de Angulos, Chañarmuyo, Pituil y Campanas, al norte del Famatina, que lograron sacar de sus tierras una empresa minera más. Por el andar de los jóvenes en las calles pidiendo por el respeto a la diversidad. Por el andar del Pueblo riojano que en noviembre volvió a marchar pidiendo justicia por Romina Ríos, asesinada por la policía. Acá, se lucha sin perder la alegría, se hacen recitales por la vida, se junta agua para Jáchal y se hace vino en las bodegas. Como decía nuestro Obispo, el pelado Enrique Angelelli: “Hay que seguir andando nomás… hay que seguir andando”.
25 noviembre, 2015
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Temblor de consciencia
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