Al final, no era “violencia de género” como decía Vidal, ni “un enfrentamiento armado”, como decía el argumento trillado de la versión policial: era violencia institucional, lisa y llana, porque Lucas Cabello recibió tres tiros de la Metropolitana, en el abdomen, en los testículos y en la cabeza, por haber salido a comprar un sandwich de milanesa. Y sí, hoy Ricardo Ayala quedó preso, porque no hubo un “exceso en la legítima defensa”, como informaron varios medios de prensa, sino un “intento de homicidio agravado, por la condición del imputado”. Pero paciencia, que por suerte declararon la Emergencia para que esta rueda siga girando, mientras nos van aumentando el impuesto a nuestra propia inseguridad: ellos lo llaman “presupuesto para las Fuerzas de Seguridad”.
28 diciembre, 2015
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El Día de los Inocentes
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