Nosotros no seguimos la ruta del dinero K, ni la batuta del dinero anti K, ni la yuta del dinero allá, ni la viruta del dinero que nunca aparece acá. Básicamente por eso, celebramos que termine preso todo eslabón de la corrupción alta gama, que tan bien oculta la trama de la agenda diaria, sumergiéndonos en la contienda partidaria. Pues no se puede hablar un minuto de Niembro o Caputo, sin que salte envenenado un malón herido por el gobierno pasado. Y tampoco se puede interpelar el accionar de Jaime, Báez o los que faltan juzgar, sin que te corra por izquierda hasta la cúpula militar. ¿Conclusión? Cerramos el orto y seguimos mirando televisión, para poder repetir lo que piensan los otros. Pues bien, no cuenten con nosotros: sin pedir permiso y aclarando que nos tienen los ovarios por el piso, seguiremos agitando nuestras fuentes de reflexión, sobre todos estos puentes entre la política y la prisión. Porque mal que le pese al cinismo del jurado, el periodismo de mercado suele volverse un burdo atentado al disimulo, cuando el olor sobrepasa los niveles del más allá: qué rápido se limpiaron el culo, con los papeles de Panamá.
5 abril, 2016
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