Dijeron que Messi era un pecho frío y que Zavaleta es una zona caliente. Que no sentía la camiseta y que los villeros no sentimos el laburo. Que no era latinoamericano y que nosotros no somos argentinos. Que sólo le importaba la plata y que sólo nos importan los choripanes. Que era malo por haberse ido y que somos malos por haber venido. Que vivía jugando a la Play y que vivimos mirando la tele. Que lamentablemente no era como Maradona y que desgraciadamente somos como Maradona… A ustedes, barriletes cósmicos de los medios marcianos, ¡gracias! De no haber sido por esa burda e histórica estigmatización que sufrimos las villas, jamás nos hubiéramos atrevido a sospechar de todos esos dedos que señalaban a Lío. Pero el espanto nos unió, como nos une su fútbol, su garganta y su inapelable argentinidad. Ojalá digan ahora que le pagamos o que nos vendimos, que lo hizo por prensa o que lo hacemos por giles, que quiso hacerse el negrito o que queremos hacernos los chetos. Digan lo que quieran, pero ya no podrán tapar este grito al unísono de los “inmigrantes” villeros y el crack “europeo”, que hace unas horas volvió a demostrar con creces todo eso que ya sabías: ¡Hablan boludeces, todos los días!
22 junio, 2016
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Un lío bárbaro
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