Nuestra asamblea barrial cumplió sus 17 años, y está de fiesta. El día del cumpleaños, comenzamos a emparejar la cancha desde temprano: sacamos piedras, basura y mugre para despejar el predio. Éste es un laburo que Obras Públicas del Municipio de Allen no efectúa, y que cuando pedimos que simplemente pasen una máquina al lugar, nos boludean sin dar respuestas.
Apostando a la armonía vecinal, tras un torneo interno de fútbol popular, nos juntamos papás, mamás, abuelos, niños y niñas en nuestro centro comunitario para reír y seguir soñando. Compartimos chocolatadas, tortas fritas y muchos mates que, de mano en mano, contagiaban la energía de pensar en proyectos futuros, nuestros errores y nuestros aciertos.
Cada paso que dimos lo hicimos juntos; valoramos lo que conseguimos pero todavía hay piedras que quitar y, como siempre, tenemos a favor la unidad barrial que en estos años nos demostró que la vida en conjunto es más “poderosa” y más especial.
