Motivado por el patriótico sacrificio de Darío Lopérfido, que se inmoló contra la farsa de los 30 mil desaparecidos para revelarnos la verdadera cara del Nunca Más, el primer presidente valiente acaba de revelarnos la verdadera cara del Congreso General Constituyente, 200 años después, sacando por fin del closet esa tremenda “angustia” que sintieron los libertadores al separarse de España, especialmente los libertadores que no dejaron su vida en combate para ver si lograban disimularla. Y sí, suena lógico porque, a decir verdad, nadie nunca pudo acreditar con precisión los nombres de todos los indígenas “asesinados”, por no decir células terroristas abatidas en combate. O qué, ¿acaso no hay Derechos Humanos para los reyes de España? Claramente, acá hubo dos bandos y, si vamos a sacarnos las caretas, hay que decirlo: a nosotros nos encantaría saber qué tan próceres son los próceres. Pues tal como todos temíamos, aquella supuesta bandera diseñada por Belgrano cuando ni siquiera existía el paint, esa cinematográfica muerte de Güemes justito, justito, justito cuando estaba combatiendo y ese insólito Cruce de los Andes arriba de una mulita engripada, no han sido más que un gran invento de los representantes de las Provincias Unidas, reunidos en San Miguel de Tucumán, para conseguirles millonarios subsidios internacionales a los familiares de los angustiados.
10 julio, 2016
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Los reyes del negacionismo
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