22 septiembre, 2016
,

«Lucho contra el veneno de Klaukol, por las 300 familias de mi barrio»

-Elegí vos: te tragás las baterías o te meto plomo en la panza.

 

El sabor amargo tras haber mordido una de las pilas le llenó la boca, provocándole arcadas. Susana quedó descompensada. Los dos hombres se fueron.

 

Antes de despedirse, uno le besó la frente y le dijo: “Espero que no tengamos que volver a vernos de nuevo”.
Una semana después del ataque, Susana Aranda cuenta en una conferencia de prensa qué pasó el jueves pasado cuando dos sujetos “bien vestidos y perfumados, como mafiosos” la abordaron en la calle y la amenazaron a punta de pistola con un mensaje bien clarito: “Parece que no querés entender que el problema no es Klaukol“. A su lado, está acompañada por Pablo Pimentel, titular de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza, y por Hugo Osores, de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados contra el CEAMSE de Gonzalez Catán.

 

 

“Tengo miedo por mis hijos y mis nietos, pero seguiré adelante. Vivo en el barrio Las Mercedes desde antes que llegara esta multinacional y ahora vivimos envenenados”, afirma Susana, luchadora incansable junto a los Vecinos Autoconvocados contra Parex – Klaukol, en Virrey del Pino, La Matanza. En ese sentido, señala: “No me importa lo que me pasó a mí, yo lucho por la salud de las 300 familias que son víctimas irreversibles de la contaminación de metales pesados”.

 

La planta del Grupo Parex está ubicada en el kilómetro 44,5 de la ruta 3, y hace más de seis años contamina el barrio Las Mercedes de Virrey del Pino, a través de cuatro tolvas gigantes que expulsan partículas de metales pesados al aire. “Está nevando” suelen decir los chicos, pero en realidad está cayendo veneno: el plomo, el mercurio, el zinc, el silice, los hidrocarburos llueven sobre los pibes y las pibas, contaminándole la sangre.

 

“En mi barrio no llegamos a los 60 años, nos están envenenando. De los 70 obreros que empezaron a trabajar en Klaukol cuando abrió, solo quedan 12 vivos. El resto se murió antes de poder jubilarse”, cuenta Susana. Según la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), todos los chicos analizados tienen metales pesados en sangre. “Los filtros de Klaukol somos nosotros. Hay siete chicos muy comprometidos de salud, pero no nos quieren dar los nombres”, denuncia Aranda.

Desde el barrio Las Mercedes de Virrey del Pino advierten sobre la desatención que sufren por parte del “sector de toxicología del Hospital Posadas, donde no son deseables”. “En el Posadas, nos dicen que para tratar a un chico, la contaminación debe llegar a 20% de metales en sangre; pero lo que no nos dicen es que si llega a 20%, su estado de salud es irreversible”, asegura Susana.  

 

Los Vecinos Autoconvocados Contra Parex-Klaukol han realizado más de treinta denuncias por el accionar de la empresa, las cuales están bajo la órbita del juez Juan Pablo Salas, del Tribunal Federal N°1 de Morón. Susana sabe que parte de esa responsabilidad corresponde al “gobierno municipal y al poder judicial”, al mismo juez Salas, “que nunca investigó con peritos ni actuó a tiempo porque ve a los vecinos como un estorbo”.

Por su parte, el titular de la APDH La Matanza, Pablo Pimentel, se comprometió a “solicitar un informe a la Fiscal General, Patricia Ochoa, sobre las denuncias realizadas contra Klaukol, para ver si investigaron o por qué fueron archivadas”; y agregó: ““Lo que ocurrió es un intento de homicidio en tentativa en banda y en poblado, categoría que suelen otorgársela a los pibes pobres de nuestros barrios, no así a los mafiosos de una multinacional”.
Para finalizar, el referente de la Asamblea de Vecinos Autoconvocados contra el CEAMSE de Gonzalez Catán, Hugo Osores, aseveró: “Hay un Estado que solo piensa en el negocio, pero acá hay una construcción colectiva, desde abajo, que lucha para visibilizar esta problemática y decirle NO a Klaukol”. “Desde la APDH La Matanza, nos comprometemos a hacer convenios con las Universidades públicas para que sean ellos quienes investiguen la contaminación de la empresa”, concluyó Pimentel.

Con toda la fuerza, el grito de Susana Aranda contra Klaukol y su veneno: “Lucho por mis hijos, por mis nietos y por mis vecinos, para que crezcan en un ambiente saludable y bueno”.