11 enero, 2017
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No es temporal la resistencia constante

La noche del lunes 9 de enero, un fuerte temporal conspiró con la permanente desidia estatal y dejó sin ninguna casa en pie al barrio 1º de Diciembre. Las cientos de familias afectadas, que incluyen en muchos casos a niños y a mujeres embarazadas, sólo recibimos un compromiso en vano por parte de un gobierno riojano acostumbrado a que a las palabras se las lleve el viento: además de sufrir un proceso de urbanización que viene demasiado lento, esta vez desde el Ministerio de Desarrollo nos pidieron amablemente que nos dejáramos «de joder con los reclamos».

 

Sin ningún servicio público, y ahora sin hogar ni asistencia del gobierno provincial, nos vemos obligados a pedir donaciones de colchones, ropas, medicamentos, alimentos, artículos de limpieza y desinfección, garrafas y agua potable. Estaremos recolectándolas en la calle Bazán y Bustos 1101. O si no, comunicate al 3804758351 o al 3804509035.

 

Noelia Rodríguez, Enrique Gamarra, María Paola y otros cientos de vecinos te lo vamos a agradecer.

 

 

«No nos quedó nada»

 

*Noelia Rodríguez, vecina.

 

Anoche estábamos en casa, a eso de las 21:30. Veíamos que se venía la lluvia, así que entramos en la casa. En ese momento, empezó el viento, empezaron las piedras, empezaron los destrozos: cayeron árboles en el techo de mi casa, y eso lo destruyó. Me entró agua al rancho y todas mis pertenencias se mojaron y arruinaron.

 

No me quedó nada. Lo poco que tenía, lo perdí. Después del temporal, mis compañeros fueron a marchar y desde el gobierno nos prometieron una solución. Dudo mucho que se cumpla: el gobierno provincial siempre nos mintió, desde la primera audiencia que tuvimos. Yo estoy hace un año en el asentamiento y todavía no tenemos nada. Soportamos el viento de octubre del 2016, que quisieron arreglar con “20 nylons”. El de anoche fue peor: nos volteó todo, nos destruyó todo, a mí y a todas las otras familias que están aquí.

 

Desesperados, ante la inacción estatal, apelamos a la solidaridad del pueblo y estamos pidiendo donaciones para reconstruir nuestros hogares, y nuestras vidas.

 

 

«Exigimos una respuesta»

 

*Enrique Gamarra, vecino.

 

Yo vengo de haber sufrido una estafa por $32.000, por alguien que se hizo pasar por un funcionario del Instituto de Vivienda. Sin plata y sin trabajo, vine a tomar tierras acá con mi familia. A medida que fueron haciendo una comisión y que el gobierno decía que las tierras iban a ser nuestras, decidí quedarme a pesar de las inclemencias del clima. Desde el 1º de diciembre de 2015 que desde el gobierno vienen prometiendo eso.

 

En octubre, una cola de huracán nos rompió las casas precarias que teníamos pero esta segunda vez, fue devastador. Fue un viento huracanado tremendo, más el agua y el granizo. Eso terminó deshaciendo los pocos ranchos: la gente terminó en la calle, los niños sufrieron, la gente quedó apretada con sus cosas, familias perdieron casi todo: heladeras, televisores, camas. Eso nos está llevando a salir a la calle, para buscar una respuesta.

 

El primer temporal, Desarrollo Social nos entregó un nylon de 4×4 a cada familia, cosa que no fue suficiente, pues la pérdida fue superior. En su momento, esa ayuda nos hizo falta y nos conformamos. Pero esta vez, queremos una respuesta más contundente: nos prometieron 40 viviendas para las familias con necesidades especiales y para el resto, un comodato. Sin embargo, como no tenemos ninguna garantía de nada, tomamos tierras cercanas al Barrio Francisco I, para exigirlas.

 

Necesitamos una respuesta. Es muy lamentable lo que está pasando, me dolió mucho perder mis cosas y escuchar a los niños llorando. Tuvimos que sacar chicos de debajo de las tarimas: es algo que nunca vamos a olvidar. Llamamos a los Bomberos y a Defensa Civil, y nunca aparecieron ni a mirar cómo estábamos. La gente del Ministerio de Salud solamente nos tomaron la presión, a pesar de que hay niños enfermos y mucha gente lastimada.

 

Por eso, queremos que en el 2017 se regularice nuestra situación.

 

 

«El barrio sufre»

 

*María Paola, vecinita.

 

Hace seis meses que vivo acá, y vivo bien. En mi casa tengo tele, cama, ropa. Todo. Y ahora, se me mojaron las cosas porque el agua nos entró hasta el techo. Anoche, me asusté mucho y lloraba, me escondí abajo de la mesa para que no pegaran las piedras.

 

Una vez, vino la policía para sacarnos y mi mamá no quería. Y yo tampoco me quería ir, porque no quería dejar solo a mi papá.

 

Quiero que se pare la lluvia, porque sufren los niños y las madres. Todo el barrio sufre.

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