13 enero, 2017
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Se volaron 300 casas y un Estado

Cerrando el finde, cuando los noticieros anunciaban un alerta meteorológico para la Capital Federal, desde sus estudios en la Capital Federal, con sus periodistas de la Capital Federal, no quedó espacio en la agenda nacional para visibilizar la movilización de 10 mil personas contra los negocios inmobiliarios de Joe Lewis en El Bolsón, ni para adelantar los preparativos de la nueva conquista del mismo desierto en Chubut, ni mucho menos para divisar objetos voladores no identificados en La Rioja. Pues ahí, sobre el barro del barrio 1° de diciembre, donde respira nuestra asamblea poderosa, no se levantaban cables, ni se caían planes, ni se volaban los minutos.

 

Se levantaban pisos.
Se caían paredes.
Se volaban los techos.

 

No quedó ninguna casa en pie. Ni una. Casi 300 familias que habitaban el asentamiento hace un año, sin gas, sin cloacas, sin prensa, perdieron todo y no encontraron nada. A la «respuesta» de 20 retazos de nylon que había dado Desarrollo después del último temporal, ahora al menos le sacaron el cinismo: «No jodan, porque no les vamos a dar nada». Nunca llegaron los títulos, ni las viviendas sociales, ni los espacios verdes que había prometido el gobernador Casas, con toda esa energía que caracteriza a la capital provincial, donde el 80% de los barrios permanece sin luz.

 

Ellos no van a dar nada.
Nuestros vecinos están dando todo.
Ellos no ponen luz.
Nuestros vecinos no se apagan.

 

Pero ahora más que nunca, necesitamos gargantas para gritar. Y engordar el merendero, para alimentar la lucha. Y no cortar el curso de carpintería, para reconstruir las casillas. Y colorear el espacio de arte, para que no borren los sueños. Y dar cátedra en apoyo escolar, para que aprendan los que tienen que gobernar. Y hacer circular esta información, desde el taller de periodismo, porque el terror se basa en la incomunicación, como el neoliberalismo.

 

Y a vos,
te necesitamos a vos.

 

Y ropa.
Y colchones.
Y colchas.
Y alimentos.
Y medicamentos.
Y artículos de limpieza.
Y garrafas.
Y agua potable.
Y tu grito.

 

Gracias a todos,
esa asociación ilícita del temporal y el Estado ya fracasó:
la asamblea del barrio no se voló.

 

 

Cualquier aporte que puedan acercar a la Calle Bazán y Bustos 1101, del Barrio San Vicente, en La Rioja, será poderosamente bienvenida. Y si no están cerca, pueden contactarse con los compañeros que coordinan la distribución de las donaciones: 3804758351 o 3804509035. Si salen, llegan. Si llegan, entran. Y si entran, triunfamos.

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