1 marzo, 2017
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EL SISTEMA DE SALUD POR EL PISO

*Por Isabel Maldonado, madre y vecina del B° San Juan Bautista, Formosa.

 

 

Tengo 18 años. Tengo un hijo varón de 1 mes y 28 días.

 

Quedé embarazada a los 17 años. Dejé de estudiar para dedicarme por completo a mi hijo.

 

Cuide de mi niño durante toda su gestación, con mucho amor y dedicación como se lo merece. Pero a veces, a una madre de barrio no le alcanza para garantizar lo mejor en cuanto a la salud en una etapa tan agraciada.

 

 

El trato que recibí de las instituciones de la salud pública no fue el que hubiera esperado. Fui víctima de violencia obstétrica, siendo maltratada durante mi embarazo y mi internación en el hospital La  Madre y El Niño.

 

 

Por parte de los enfermeros recibí las peores cosas que una madre podría soportar. Por ser menor de edad me decían cosas muy insolentes, que ni siquiera dan ganas de recordar. Para mí fue muy triste y me sentí muy sola. Fue muy duro, en mi estado, estar yendo constantemente a los controles.

 

Al cumplir los 18 años, como si fuera poco, me tocó tener mi bebe en el mismo hospital, porque no tengo obra social.

 

Fue mi peor pesadilla. Cuando me internaron me dolía mucho todo el cuerpo, lo tuve que hacer por cesárea. El trato fue horrible, fueron las peores horas de mi vida. No me dejaban ni siquiera gritar y cuando salí de la operación, me dejaron ensangrentada en el pasillo como si solo me hubiera raspado la rodilla. Uno de los comentarios que hicieron los enfermeros al dejarme ahí fue, “engordaste mucho, no pensas en nosotros”. Estuve abandonada hasta que vino mi marido y me llevó a una de las piezas del hospital. Los medicamentos que tenían que darme no me los dieron porque “no habían”.

 

 

No le deseo a nadie esto que me pasó. La discriminación que existe por parte de profesionales de la salud es inaceptable y muchas mujeres como yo la sufrimos.

 

A pesar que una no tiene la posibilidad de seguir estudiando, nunca pierde la humanidad y ellos que tienen un título, en una carrera tan respetada, actúan con toda la violencia en lugar de trabajar humanamente, algo básico en una institución dedicada a la salud.

 

 

Se supone que están para servir a la gente de los barrios, porque no tenemos ingresos como para pagar una obra social. Esto no debería seguir pasando. Todas las personas y por sobre todo las mujeres embarazadas, merecemos un trato especial, una salud inclusiva, gratuita y humana.

 

 

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