18 marzo, 2017
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«Me quemó mi ex marido y me pegó el Estado»

* Por Karina Abregú.
Víctima de la violencia machista y la represión estatal.



Hace tres años y tres meses, mi ex marido me prendió fuego y me dejó quemado más de medio cuerpo. Hace tres años y tres meses, vivo en el abandono total, sin ninguna pensión, ni la contención que tanto han publicitado. Hace tres años y tres meses, vivo sin Estado. Y por eso, salí a romper el silencio, reclamando la intervención del Consejo Nacional de las Mujeres, que tiene la obligación de asistir a quienes hemos sido víctimas de violencia, para que se hicieran efectivos los recursos económicos y los medicamentos que me corresponden por ley. Agotadas todas las instancias de denuncia, sin obtener respuestas, hablé con mi familia y tomé la decisión: el miércoles al mediodía, decidí instalarme en el edificio.

 

¿Cómo llegamos a esto? Durante una reunión con su presidenta, Fabiana Tuñez, había planteado mis necesidades el viernes pasado, cuando me respondieron con unos tickets para comprar mercaderías y una tarjeta que no pude usar en ningún supermercado. De hecho, cuando mi hijo quiso comprar, lo demoraron.

Sí, de verdad.

Ya para volver a reclamar al Consejo, debí pedir monedas en el colectivo, contar mi situación en el tren y apelar a la solidaridad en el subte, para que por favor me dejaran viajar gratis, porque no tenía dinero ni para cargar la SUBE. Recién anteanoche, mientras estábamos en la toma del edificio, nos alcanzaron algo de comida. Y entonces sí, fue la primera vez que mis hijos y yo pudimos comer, en tres días.

Sí, de verdad.

Anteayer a la tarde, tras recibir por escrito el compromiso de cumplir con las promesas adeudadas, abandoné la toma del Consejo con un fuerte dolor por la brutal represión que sufrí ahí adentro, cuando tres policías de la Federal me agarraron y me tiraron contra los hierros que cubren parte de la escalera. Tremendo pesar, aun si no tuviera todas estas ampollas de las quemaduras que no se curaron, ni se curarán hasta que no reciba la medicación.

Sí, de verdad.

Pero hay más. Con los golpes que me dieron los efectivos, esas lastimaduras se me abrieron y el SAME tuvo que venir diez veces para asistirme por las heridas sangrantes, hostigada incluso durante esos momentos por las Fuerzas de Seguridad, que me escoltaban cuando iba al baño, mientras en la puerta hacían guardia cuatro combis y cinco camiones hidrantes.

Sí, de verdad.

¿Cómo llegamos a esto? A fuerza de mentiras: Tuñez no cumplió su responsabilidad y respondió con indiferencia, tal como está a la vista. Y entonces, apeló a la gestión de la Federal. Pues así funciona esta sociedad, entre la violencia machista y la represión estatal.

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