Mar del Plata fue otra vez azotada por los temporales y el Estado se encuentra en la cima de la desidia.
Debido al alerta meteorológico del sábado, muchas familias se vieron afectadas con voladuras de techos, además de inundados y anegados en diferentes barrios.
El mismo sábado 140 personas fueron trasladadas y evacuadas al Centro de desarrollo Infantil (CDI) de Pueyrredón, donde muchas de ellas aún se encuentran hacinadas, con baños que no funcionan y pierden agua, goteras y sin gas, además de sufrir cortes de luz.
Karina Ayala, referente del comedor del Barrio Nuevo Golf, nos contó al respecto: “Tuvieron que evacuar a veinte familias del barrio. Nos trajeron acá y después se fueron los encargados. Recién hoy a la mañana vinieron a hacer presencia”. Personas mayores y niños con enfermedades crónicas están en ese lugar sin atención médica, como expresó esta vecina: “Dijeron que iban a venir los médicos pero hasta el momento no vino nadie, tenemos chicos con asma y con quemaduras”.
Hoy a las 11:30 de la mañana, llegaron combis al lugar a llevar gente nuevamente a sus casas inundadas, sin ninguna otra respuesta y con un alerta meteorológico que sigue: ya comenzó a llover nuevamente.
A pocas cuadras, tenemos el Centro Integrador Comunitario (CIC) El Martillo, cuyas puertas siguen cerradas. Su directora, Viviana Araujo, no dio ninguna explicación: se trata de la misma persona que tiró a la intemperie la biblioteca de la institución, causando la pérdida de libros que los vecinos jamás pudieron recuperar.
En el CIC hay una cocina industrial, baños, gas natural, seguridad, equipo de médicos comunitarios y espacio para albergar a las familias evacuadas.
Ante esta situación, hoy a las 9 de la mañana, se convocó a una mesa de gestión extraordinaria con vecinos y organizaciones sociales. La Sra. Araujo hizo oídos sordos, y nunca apareció en el lugar.
¿Cuánto podemos hacer nosotros juntando ropa usada, colchones y frazadas si el Estado sigue sin dar las verdaderas respuestas?
Otro invierno se viene encima, otra vez inundados, otra vez incendios, otra vez muertos por hipotermia. ¿A cuántos podremos salvar con el voluntariado hasta la próxima necesidad extrema, consecuencia de la ausencia total de políticas de inclusión?