29 abril, 2017
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«Todos somos víctimas de Miguel Etchecolatz»

* Por Rubén López,
hijo de Jorge Julio López.

 

Ayer por la mañana, cerca de las 9, empezó a correr un rumor. Y sí, sabíamos que algo podía pasar, pero a la tarde se confirmó, para bronca e indignación de todos nosotros, que hoy no podemos pensar en disfrutar el fin de semana, porque nos invade la necesidad de resolver cómo serán los próximos días, cómo gritar a los 30 mil vientos que no pueden otorgarle ninguna prisión domiciliaria a ese personaje tan nefasto que se llama Miguel Etchecolatz.

 

 

Todavía lo estoy procesando, de verdad. Si bien temíamos desde temprano que la Cámara Federal de Casación Penal podía fallar así, nos golpea la noticia y la certeza de saber que no llegó por casualidad a las 3 de la tarde del viernes, en vísperas de un fin de semana largo. Pues el martes, cuando la gente vuelva a trabajar y se retome la actividad, la mala nueva ya no será novedad. Obviamente, los jueces son utilizados como instrumentos políticos, y también es política su forma de comunicar. No hay otra explicación: la carreta de la Justicia está empujada por hombres y mujeres que van de la mano con el gobierno de turno.

 

Y no, claro, Miguel Etchecolatz ahora no se irá a su casa, porque tiene otras tres causas que lo mantienen enjaulado. Pero en un futuro no tan lejano, seguramente lo hará, como parte de un proceso paulatino y sistemático. Hace algunos días nomás, también le concedieron ese beneficio al genocida Felipe Jorge Alespeiti, mientras Claudio Avruj, ministro de Derechos Humanos, saludaba la «buena señal de madurez cívica». Todo un combo, ese mismo combo que impide la liberación de Milagro Sala aunque su detención sea arbitraria e inconstitucional, según todos los organismos internacionales.

 

Quienes no hayan pasado por todo esto, quienes no lo hayan sufrido, posiblemente no lo puedan comprender, pero justamente por eso les pido a ustedes, queridas gargantas poderosas, que la semana próxima concurran a la convocatoria que haremos, porque necesitaremos apoyo para acompañar a nuestra familia, tanto como intentamos acompañar a cada familia de cada secuestrado, torturado, detenido o desaparecido que perdimos por Etchecolatz.

 

Sé que van a estar ahí,
para recordarles que dijimos Nunca Más.

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