Ayer, «Ni un pibe menos», ese documental que viene haciendo retumbar la voz de Kevin en todas las salas del mundo, resultó premiado en el Festival de Cine y Derechos Humanos de Uruguay, pero la familia del enano no pudo celebrarlo como querría, porque sus hermanos estaban en la Procuraduría contra la Violencia Institucional, denunciando los golpes y las amenazas que sufrieron el último sábado, por parte de la misma Prefectura que liberó la zona aquel 7 de septiembre. A casi 4 años, con apenas un oficial procesado, seguimos rompiendo las pantallas del silencio y la impunidad, para gritar que nuestra memoria no tiene marquesina, ni efectos, ni guión.
Y que la historia termina,
cuando todos esos prefectos la vean en la prisión.