11 julio, 2017
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Aprendan de Papalardo, maleducados

 
* Por Juan Grabois,
Referente de la CTEP,
padre de una alumna del Mariano Acosta.

 

Dos semanas pasaron ya, pero todavía no logro entender. No sé si será una cuestión de crueldad, estupidez, o una mezcla de ambas. Pero no, no me entra en la cabeza cómo un gobierno puede cesantear a una directora, con 40 años de experiencia en distintas escuelas, por haberse negado a que la Policía ingresara al establecimiento para amedrentar a los estudiantes. Y sí, así, sin eufemismos: quisieron entrar a la fuerza, atropellando asambleas participativas, porque los chicos reclamaban por el mejoramiento de las condiciones educativas.

 

Aunque parezca absurdo aclararlo, como escudo para las acusaciones que tergiversan ciertos debates, Raquel Papalardo no tiene afiliación partidaria y toda su vida se la brindó al Mariano Acosta, donde arribó en 1977. Por sus convicciones inclaudicables y su gran vocación de servicio, el 20 de abril pasado protegió a sus alumnos de esa infundada intimidación policial. Y por ese resguardo ético, el Ministerio de Educación porteño decidió echarla al mes, sin ninguna otra justificación, dejándola sin trabajo ni jubilación.

 

El repudio fue absoluto: estudiantes, egresados, padres, docentes, no docentes y directivos. Sin embargo, la supervisora Alejandra Illuzzi irrumpió en una ronda de 500 alumnos, únicamente para ensuciar a Papalardo. Y al advertir que no cumpliría su cometido, porque nadie ahí adentro le daba la razón, entonces detonó su furia y comenzó a gritarles a los jóvenes, sí, a ellos, que junto a los preceptores debieron pedirle por favor que respetara a la democracia. Ninguna «metida de pata», ningún «exabrupto» verbal: “Yo sé de qué se trata, porque hasta fui directora donde estudiaba un hijo de Ramal”.

 

Quienes mandamos a nuestros pibes a la escuela pública, porque nos caímos y porque la elegimos, creemos que merecen edificios en condiciones, docentes comprometidos y excelencia académica, para que un niño de Zavaleta tenga las mismas oportunidades que uno de la Horqueta. Porque sí, resulta fácil exigirles respeto a los adolescentes, pero el ejemplo debiera nacer de los propios gobernantes, esos que prefieren todavía estrategias tan chatas y tan burdas, como ésta. Pues no hay forma más efectiva de atentar contra la autoridad de los educadores que justificar cada arbitrariedad de los inquisidores, por acción o por omisión, siempre dándole la espalda al futuro de la educación.

 

Ni el mejor pago de los trolls podrá argumentar que prevalecía el descontrol en esta secundaria, donde por el contrario ha resaltado siempre un alto nivel de instrucción, junto a invaluables valores como el amor, el esfuerzo y la alegría. Por eso, este jueves a las 13.30 toda la comunidad educativa y las organizaciones sociales nos movilizaremos al Ministerio de Educación, ¡para luchar hasta su reincorporación! Y sea cual sea el final, siempre estaré tan convencido como agradecido de haber dejado a mi hija en el aula del Mariano Acosta, siempre aprendiendo de sus hermanos, siempre escribiendo su propio papel, siempre a resguardo…

 

Y siempre, pero siempre,
en las manos de Raquel Papalardo.

 

 

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