El domingo 29 de octubre, las cercanías del Nuevo Gasómetro se llenaron con la alegría de la villa. Más de 100 chicos de distintos barrios convivieron en una jornada deportiva que además promueve el aprendizaje y crecimiento de los chicos y chicas en otros ámbitos. Los pibes comenzaron a generar una mirada introspectiva sobre el sistema machista que los ha educado con el paso de los años. Por eso, el taller de género impactó a Morena de la villa 21-24, que a sus 9 años comprendió que tiene los mismos derechos que los varones, no solo en el juego sino en todos los aspectos. O Joaquín, que disfrutó del taller de Represión Estatal para evitar que la gorra abuse de él y todos sus amigos, con nuestra mejor herramienta: la organización.
Algunos de los jóvenes que más jornadas han vivido saben la importancia de los encuentros con otros barrios. Jorge tiene nueve años, vive en el barrio Fátima y le gusta “compartir cosas, jugar al fútbol con amigos y los talleres de arte, música, hacer manualidades”. Del mismo barrio, Juan asiste a esta actividad desde hace 4 años, hoy ya no es un niño, con sus 15 años acompaña a los más pequeños para dar una mano y divertirse también, porque sabe que lo más importante es “compartir”. Juan también es entrenador popular, algo que se replica en nuestros barrios: jóvenes que deciden entrenar a los más pequeños del barrio. De esta manera, él tiene la oportunidad de entrenar a su hermano y a los hermanitos de sus amigos: “Ellos aprenden cosas que yo no aprendí de chico, es muy importante que los de nuestra edad tomen este papel”.